En los pabellones de la NBA es relativamente habitual que haya algún tipo de promoción si un jugador rival viaja a la línea de tiros libres y falla sus dos lanzamientos. Es una manera sencilla y no demasiado costosa (ya que no ocurre muy a menudo) de meter un poco más al público en el partido e incentivarlo a gritar todo lo posible para descentrar al oponente cuando se prepara para lanzar desde el 4,60. Pero cuando delante tienes a alguien que ha salido a pista por las risas, corres el riesgo de que te toque pagar.
En concreto, los aficionados de los Clippers reciben unas alitas de pollo gratis en caso de que el rival erre sus dos intentos, de modo que, cuando Boban Marjanovic falló el primero de sus intentos en el duelo de anoche los angelinos y los Rockets, la grada empezó a encenderse. Y el serbio decidió que, como tributo a la que fue su afición, iba a hacerles un favor. Antes de lanzar, comenzó a señalarse y a advertir a la grada de que podían confiar en él, y procedió entonces a ejecutar un tiro que no estuvo ni siquiera cerca de entrar mientras era ovacionado por los hambrientos asistentes.
Pese a que el partido estaba aún relativamente parejo (97-105 a falta de 5 minutos), ninguno de los dos equipos se jugaba realmente nada en una noche que tuvo más de pretemporada que de culmen de la liga regular. Con los Rockes ya eliminados de la lucha por el play-in y los Clippers con la cuarta posición garantizada, era un día para divertirse y Boban lo entendió a la perfección, reafirmándose como uno de los jugadores más queridos en la liga pese a sus escasas apariciones en pista.
(Fotografía de portada: Carmen Mandato/Getty Images)