Markelle Fultz y su extraño problema llamado yips; ¿qué es y cómo le afecta?

Qué complicada (y triste) es la situación de Markelle Fultz. Desde que llegara a la NBA más bien. Lo último que se sabe de él es que no jugará con sus Philadelphia 76ers hasta nueva orden y que ha visitado de manera reciente un especialista en el hombro para tratar de regatear definitivamente los problemas físicos que están condenando su rendimiento y el inicio de su carrera (tiene 20 años). Más que solo sus taras físicas, Fultz está siendo terriblemente señalado por sus heterodoxas formas de lanzamiento y la incomprensión de algunos de los movimientos que lleva a cabo en la cancha. Son propios de cualquier cosa menos de un profesional del baloncesto. Y la herida cada vez es mayor. Desde que se lesionara el hombro en verano del 2017 parece haber olvidado el jugador que fue en la Universidad de Washington; parece de hecho haberse olvidado de cómo tirar.

Para muestra de esa triste tendencia, hasta la interrupción de sus participaciones, Fultz coleccionaba cada vez versiones más estrafalarias de lanzamiento. La ‘patata caliente’, mecánicas del todo descoordinadas desde la línea de tiros libres… Un auténtico desastre para quien fuera número 1 del Draft hace poco más de un año.

Pero la cuestión puede esconder más problemática de la que ya de por sí parecía tener. No es que Fultz haya enloquecido, no. Su ya ex entrenador de tiro, Drew Hanlen (trabajaron en verano pero recientemente cortaron su relación), deslizó hace algún tiempo que lo que el base de los 76ers sufre es el extraño síndrome de yips (o también conocido como distonía focal).

¿Qué es el yips y cómo afecta a Fultz?

¿En qué consiste eso del yips (o distonía focal) exactamente y cómo afecta al rendimiento del jugador?

«El caso de Markelle, obviamente, es uno de los más documentados casos de yips en el baloncesto en los últimos años. Esto consiste en que él ha olvidado completamente cómo tirar y tuvo muchas dificultades con su tiro. Para mí tuve que enfocar la situación diciendo como ‘vale, entonces cómo puedo hacer que este chico que fue número 1 del Draft el año pasado pueda volver a ser el mismo que era antes e incluso mejor», pudo comentar su expreparador de tiro, Drew Hanlen, cuando aún trabajaba de la mano con Fultz, en el podcast Talking Schmidt (vía KiaenZona).

Hanlen (y Fultz) trabajó muy duro durante el verano para tratar de hacer recordar al base cómo era eso de ser un tirador fiable. Si acaso un lanzador digno para la NBA y un equipo puntero como Philadelphia. Y en efecto hicieron progresos antes incluso de lo esperado. «Yo pensaba que nos llevaría una seis semanas antes de que él pudiera hacer un tiro en suspensión decente y estamos en la semana dos y ya está empezando a tirar en suspensión. No es algo perfecto todavía pero creo que para el final del verano (2018) sí lo será. Él estará de vuelta como era antes y demostrará a la gente por qué fue el número 1 del Draft», decía entonces el preparador personal de Fultz.

Parecía de hecho que las heridas empezaban a sanar, que el jugador volvería por sus fueros colegiales, pero comenzada la temporada hubo vuelta a los mismos problemas de hace un año. Lanzamientos con mecánicas extrañas y pobres cauces de acierto (28,6 en triples), confianza y rendimiento en general.

Ha olvidado su juego

Podría decirse que el cerebro de Markelle Fultz ha olvidado casi por completo lo que sabía antes de jugar en la NBA.

Ahondando un poco en qué es exactamente este problema conocido como yips y cómo afecta al jugador, un artículo de la revista Galenus (vía KiaenZona) revelaba que este percance causa «la pérdida parcial de la habilidad motriz de grupos musculares implicados en algunos deportes, sobre todo en la zona de la muñeca». Y lo peor es que «no tienen una explicación clara. Se pensó que estas contracciones incontrolables se debían a la tensión y la ansiedad a la que están sometidos estos deportistas (de élite), con grandes salarios y expuestos al juicio constante de la sociedad y aficionados».

El problema, pues, puede ser más serio de lo que parece, casi un trastorno mental, con un Markelle Fultz que no recordaría cómo lanzaba a canasta en la universidad para llegar a más de 23 puntos por partido en la NCAA y ser uno de los jugadores más importantes de la competición. El artículo en la revista Galenus proseguía. «La explicación más apropiada sería la distonía focal (otro de los nombres con los que se conoce el problema de yips), que se caracteriza por contracciones involuntarias de músculos que ejecutan una tarea muy coordinada una y otra vez durante años. Esto ocurre en el deporte de alto nivel. El intento de controlar una actividad muscular ya automatizada por la continua repetición de la misma durante años puede desordenar la secuencia de funciones musculares y causar un efecto contrario al esperado (deseado)».

Según esta explicación de lo que es el yips que padece Fultz, el joven base estaría viviendo un infierno, encerrado en un cuerpo y una mente que no son capaces de ejecutar bien cómo lanzar a canasta por más que traten de recordar cómo era.

No hay tratamiento

El problema parece no tener un tratamiento específico pero sí posibles causas de aparición. «El control neural de los músculos afectados» afecta en la pérdida de cognición de los movimientos del cuerpo, como continúa el artículo de la revista Galenus. «Hay una combinación de factores en la aparición de los yips: distonía focal mediada por el sistema nervioso central, ansiedad, incremento de la edad y cansancio –propio de una larga vida deportiva– y el aumento de la presión económica y mediática».

Leyendo estas explicaciones, un cóctel letal de nervios, presión, ansiedad y pérdida de confianza fruto del paso al profesionalismo —y de que las cosas no empezaran saliendo como debían— parecen estar condenando el primer paso de Markelle Fultz en la NBA. Todo estaría, entonces, en su mente, que no encuentra los movimientos que sí hacía hace apenas un año y medio.

Drew Hanlen, el preparador, había trabajado ya antes con grandes jugadores como Bradley Beal o Joel Embiid, por lo que la explicación del problema de Fultz (el yips) suena más coherente que una negligencia por parte del mentor.

De ese modo, Markelle Fultz tiene todavía camino por recorrer hasta volver a jugar. Para empezar, clarificar su mente y que el cuerpo pueda poco a poco ir recordando lo que es ser un jugador diferencial. Pero si su cuerpo insiste en fallar las ejecuciones que antes bordaba, peligra su progresión en la NBA.

Con lesión o no en el hombro (la pérdida de confianza resulta evidente), de momento Fultz sigue fuera indefinidamente. Sin jugar un minuto. Y lo estará hasta que la fe en su juego y su memoria puedan pesar más que sus problemas.

(Photo by Mitchell Leff/Getty Images)


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