Jordan y Pippen. Magic Johnson y Kareem (o James Worthy). Stephen Curry y Klay Thompson. LeBron James y Dwyane Wade. John Stockton y Karl Malone… El listado de grandes parejas en la historia de la NBA es de lo más orondo.
Jugadores que en soledad resultaban absolutamente diferenciales pero que con la horma de su zapato al lado, alcanzaron la dimensión de leyendas de la Liga. Son muchos los casos en los que un matrimonio feliz desencadenó la conquista de varios campeonatos.
Resultaría una tarea de lo más complicada numerar el mare magnum de parejas felizmente coronadas durante su tiempo hábil de actuación. Para Metta Ford-Artest —tiene nuevo nombre—, antes Metta World Peace y también Ron Artest, la elección resultaría más o menos sencilla: Shaquille O’Neal y Kobe Bryant fueron la mejor pareja de la historia.
«Sin ninguna duda» («hands down«), pudo comenta el antiguo jugador de Lakers o Indiana Pacers en Twitter.
En la actualidad, la NBA está experimentando un nuevo apogeo de las parejas de largo alcance. Si hasta la temporada pasada se llevaron más los tríos de la muerte, la extinción de los Warriors campeones (por ahora) hizo que la competición se reciclara por medio de nuevos dúos de época a lo largo del mapa. Kevin Durant y Kyrie Irving; Stephen Curry y Klay Thompson; James Harden y Russell Westbrook; LeBron James y Anthony Davis; Kawhi Leonard y Paul George; Joel Embiid y Ben Simmons; Giannis Antetokounmpo y Khris Middleton…
La lista vuelve a ser extensa, aunque ninguna superará, a juicio de Metta, lo conseguido por Shaq y Kobe. Ambos permanecieron juntos en los Lakers de 1996 a 2004. Ganaron tres anillos disputando cuatro Finales de la NBA (solo perdieron la última, en 2004). A su favor queda también el récord de 15-1 perpetrado en los playoffs del año 2001; cota que solo fue superada por los Warriors de la temporada 2016-17, que elevaron la apuesta a un vertiginoso 16-1.
(Fotografía de portada: Harry How/Allsport/Getty Images)