«Me estoy muriendo«. Así llegó a sentirse Mike Conley en el hospital a causa de los dolores. El base de Memphis Grizzlies, fracturado de manera múltiple en el lado izquierdo de su rostro, ha narrado para Sports Illustrated todo el proceso pasado desde el fatídico golpe.
Tras el impacto con C.J. McCollum, el cual le dejó con «un pitido constante» en su oído, Conley fue examinado por los médicos del equipo, quienes concluyeron que el hueso orbital y el pómulo estaban hundidos. Una vez conocido ese primer diagnóstico, llegó el momento de conocer cuáles eran las lesiones exactas.
«Me hicieron un TAC y me dijeron que tenía una fractura por reventón. Ya tenía tres fracturas en ese momento: una debajo del ojo, otra junto a la ceja y luego una fractura desplazada en la mandíbula», narra el jugador de los Tennessee.
Sin sensibilidad
«El dolor era insoportable. No era siempre cerca de mi ojo. Era mi boca, mi mandíbula y mis dientes. No sentía mis dientes ni la parte posterior de la mandíbula. No podía abrir la boca ni para hablar. Sólo pensaba en cómo me dolía«, comenta antes de explicar esa primera noche en la que comer era un suplicio.
«Esa noche estuve vomitando. Y cada vez que vomité, porque cuando lo haces no puedes controlarlo, me obligaba a abrir la boca. Simplemente me iba a matar, porque yo no podía abrir la boca. Entonces, de repente, la sangre salía de mi nariz y yo me sentía como: ‘Pienso que me estoy muriendo’. Fue una locura».
Recuperación en casa
Ya operado y pensando en volver, Conley asegura que lo que más le preocupaba era «la hinchazón del ojo», aunque más frustrante fue regresar a casa y ver que aún no podía hacer prácticamente nada. «Fue jodido porque la anestesia y esas cosas me hacían sentirme enfermo. Estaba yendo constantemente de la cama al baño y a vomitar. Aún no comía, así que estaba todo el tiempo sentado en la cama, con los ojos cerrados y a oscuras. No tenía luz ni sonido porque cualquier cosa me provocaba dolor de cabeza. Estaba literalmente 12 horas en la cama, sin moverme».