Mucho Lou y mucho Kawhi para unos buenos NOLA

Es difícil saber si Zion Williamson va a incorporarse en el momento más adecuado para su equipo a tenor de su dinámica… lo que sí está claro es que con su debut, no va a ir adjunto una mochila cargada de responsabilidad… y es que estos Pelicans, sus Pelicans aunque sin él, por fin carburan.

Derrota con sabor agridulce en el NBA Saturday retransmitido en #Vamos, ante uno de los favoritos al título, los L.A. Clippers de Kawhi Leonard y (hoy sin) Paul George. Porque aunque cayeron, las sensaciones enlazan a la perfección con la de los partidos y semanas precedentes en New Orleans, donde se han recompuesto del brutal descalabro que supuso el inicio de la temporada… y cada vez juegan mejor y (el pragmatismo manda) ganan más.

El suplente más titular desde Ginobili

A falta de escasos segundos para el final del tercer cuarto, los locales ganaban por diez puntos, y Doc Rivers estaba dando a Leonard, sentado en el banquillo, el último de sus cortos asuetos (hoy fue el jugador con más minutos de su equipo).

Entonces Lou Williams, sixth man, point guard, shooting guard, clutch man, hero ball y lo que sea que el momento necesite, se hizo cargo de la situación. Sus compañeros pusieron el balón en sus manos con toda la confianza de quien lo ingresa sus lingotes en Fort Knox y no ha visto James Bond contra Goldfinger. Y la prima de riesgo ahí se quedó, tranquila, estable. Papá Lou estaba ahí. Y el riesgo (a perder) cambió de bando.

Parcial de 8-0 con Lou consumiendo una posesión tras otra y sus compañeros limitándose a facilitarle la vida a través de bloqueos y buenas pantallas. 14 de sus 32 puntos llegaron en el último periodo, y a casi cada lanzamiento (entrase o no) le acompañó una visita a la personal, desde donde se mostró implacable (14 de 15).

Entonces volvió Leonard y Harrell (24 puntos) se unió a la fiesta, y aunque NOLA no bajó los brazos y buscó la prórroga hasta el tiro definitivo, no consiguieron cauterizar la ya inevitable remontada (133-130).

MVP en plena forma

He is a fun guy… and he is having fun.

Alvin Gentry, en un plan tan kamikaze como casi cualquier otro en una noche como esta, escogió a Josh Hart para que fuese la sombra, lapa y toxina que no se separase de Leonard en todas las acciones en que el forward de los Clippers tomase el balón.

Pero si de normal es difícil parar al dos veces MVP de las Finales, cualquier pretensión de limitar su producción cuando La Garra está absolutamente en racha, es un intento tan loable como fútil. Leonard viene promediando más de 30 puntos en este 2020, con un 51% en tiros de campo y un 41% en triples.

Si a su arrollador talento y físico le sumas un grado de confianza propio de un adolescente tras su primer beso, te queda lo que hoy: 39 puntos, 6 asistencias, 5 robos y un 15 de 28 en su carro de lanzamiento.

Ya está el sofrito

Y a pesar de todo esto, en frente hubo rival. Un gran rival. 80 puntos clavó NOLA en la primera mitad, igualando el récord de la franquicia. Y esto fue consecuencia de un cúmulo de singularidades.

Derrick Favors (su mejor versión desde su salida de Utah) y Jaxon Hayes (crece y crece el chaval) se están combinando para conformar un gran apoyo interior a lo que Brandon Ingram y Lonzo Ball vienen generando desde hace ya un par de meses. En la pintura, Favors no estuvo bien; estuvo perfecto: 10 de 10 en tiros para 22 puntos y 11 rebotes, por los 14 de Hayes, matazo (nos está malacostumbrando) incluido.

En cuanto a la línea exterior, Ingram (candidato serio al All-Star), bien defendido durante todo el partido –y especial en el último cuarto, cuando los Clippers apretaron los dientes en defensa y éste buscó una y otra vez el y 1vs1–, aportó 21 puntos, por los 19 de J.J. Redick y los 18 de Ball.

Fue precisamente el ex de los 76ers en quien Gentry puso fe ciega, además del balón en sus manos, cuando el cronómetro se consumía y las oportunidades de igualar el partido morían con él.

Y Redick fue Redick. Eso significa dos triples casi consecutivos en suspensiones poco hortodoxas. El problema para NOLA es que Beverley también fue Beverley y Lou… pues fue Lou.

Con los angelinos ganando solo por tres tras un triple sideral del escolta, y la posesión en su poder, erraron el lanzamiento; entonces Beverley sacó el perro de presa que lleva dentro, saltó más que nadie siendo el más bajito, y capturó un rebote en ataque de los que valen un partido. Pues esta second chance vino acompañada del daca de Lou al toma previo de J.J.

Aún así, los Pels se las arreglaron para prolongar la agonía y mantener en pie a las concurridas gradas del New Orleans Arena hasta el buzzer final. Tres abajo y tres segundos para forzar la prórroga. Pero la defensa de Kawhi fue tan buena como nos tiene acostumbrados en situaciones extremas, y su punteo abrumó a Redick, quien solo hizo resonar el hierro.

Pero la noticia, más que el triunfo de los Clippers, que era lo más natural, es que Zion se va a unir a un vestuario (22 de enero ante San Antonio) que ya es capaz de pelear, de disputar y de ganar casi cualquier partido que se le ponga por delante, con sus veteranos (Favors y Redick) engrasados por fin y sus emergentes estrellas luciendo liderazgo, galones y valentía.

Y podrá hacerlo poco a poco, hasta encontrar su hueco y asumir el rol de precocidad en formato de superestrella que le impusieron (impusimos) los medios desde antes siquiera de que abandonara Duke. Porque hay plantilla para hacerle el acomodo mucho más fácil de lo que cabía pensar apenas 30 días atrás.

(Fotografía de portada de Jonathan Bachman/Getty Images)


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