Ni un abrazo compresor alrededor del cuerpo, en este caso de Channing Frye, pudo estropear la jugada a LeBron James ayer, en el choque ante los Orlando Magic.
Cierto es que el físico de Frye no es, ni de lejos, comparable al de James. Sin embargo, ser estrujado antes de mirar a canasta debería ser motivo para no conseguir canasta. No para LeBron.