Nickeil Alexander-Walker llegó a la NBA en 2019 como número 17 del draft. Fue elegido por New Orleans Pelicans y en el conjunto de Luisiana se mantuvo hasta que fue traspasado el curso pasado a Utah Jazz. Son dos equipos en tres temporadas, lo cual no es mucho, pero por el camino sí ha debido lidiar con hasta cinco entrenadores. Justa esa circunstancia cree que le ha impedido evolucionar como jugador, ya que cada técnico le pedía (y enseñaba) unas cosas diferentes.
«Es difícil desarrollarse con cinco entrenadores diferentes en cuatro años… Creo que no me equivoco al decir que en los cuatro años he tenido un rol diferente y no siempre ha estado claro cuál era ese rol. Aún estoy tratando de entender eso y saber cómo puedo mejorar», comenta a Sarah Todd de Deseret News.
Lo cierto es que no debe ser sencillo. Cuando llegó a la Liga lo hizo con Alvin Gentry a los mandos de los Pelicans. Un año después era Stan Van Gundy quien tomaba el mando para durar un solo curso y ser reemplazado por Willie Green. Ya en Utah, disputó 15 partidos bajo los designios de Quin Snyder, quien dejó el cargo y ha sido sustituido por Will Hardy.
Pese a tanto bandazo, la realidad es que Alexander-Walker ha demostrado ser un buen jugador de baloncesto. Antes de ser traspasado en la campaña 2021-22, promedió con los Pelicans 12,8 puntos, 3,3 rebotes y 2,8 asistencias en 26,3 minutos por noche.
Sobre el rol que puede tener en Utah, desconocemos cuál es el plan de Hardy, pero los informes señalan que ha causado una grata impresión al comienzo del training camp. Todo apunta a que formará parte de la segunda unidad de los de Salt Lake City.
(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images)