Es más que probable que dentro de unas semanas Nikola Jokic sea proclamado MVP de la temporada regular, con el espaldarazo de popularidad que conlleva. Si el serbio ya hace tiempo que ha asentado su estatus como estrella de la liga, el galardón seguramente le coloque en el siguiente escalón entre los más codiciados. Por suerte, el comportamiento de Jokic llama a la tranquilidad en su franquicia. «Adoro la idea de jugar toda mi carrera en Denver» ha reiterado una vez más durante su última rueda de prensa.
Al pívot le restan dos años para finalizar su actual contrato y optar a un súper máximo, reservado solo para un selecto club de talentos. El caso recuerda mucho al de Antetokounmpo, que desde su llegada a Milwaukee no ha hecho más que insistir en su amor por la ciudad y la organización. Aun así, su actitud no consiguió que los Bucks esquivasen el culebrón que rodeó a su renovación hace unos meses y que puso en jaque a la franquicia.
Aunque en la NBA las cosas cambian muy rápido, Jokic prefiere tirar de hemeroteca para mostrar que su promesa no es volátil. «Desde que llegué a Denver dije que quería ser el Tim Duncan de esta franquicia, porque él jugó siempre en San Antonio». Citar a tal leyenda son palabras mayores, pero también Kevin Durant proclamó amor eterno a Oklahoma. Esto no significa que Jokic vaya a dejar a los Nuggets en un futuro próximo, pero a su carrera, con suerte, le quedan muchos años y el mañana es incierto. Eso sí, hablando de un tipo que muestra manifiesto desinterés por lo que el resto del mundo entiende por ambición, no es de extrañar que prefiera la comodidad de la que ya es su casa.
(Fotografía de portada de Steph Chambers/Getty Images)