No fue el partido del año, pero sí uno que sirvió para que los Nuggets vuelvan a tener récord positivo (5-4) y, como es habitual, para disfrutar de Nikola Jokic.
El pívot serbio fue con diferencia el mejor jugador sobre la pista, y ya no solo por firmar un doble-doble de 28 puntos y 14 rebotes, sino porque cerró su actuación con un tapón en el último segundo sobre Jae’Sean Tate. Fue la acción de la noche, una que separó el júbilo final de los aficionados de Colorado de lo que pudo haber sido una tragedia.
«No salté ni subí, ni siquiera creo que taponé. Creo que en realidad golpeé la pelota cuando estaba saltando. Fue como un golpe, golpeé la pelota». Ya sea más o menos así, el center definió el encuentro.
Más allá de él hubo pocas alegrías en Denver, y desde ahí se explica que sufriesen tanto ante Houston. Michael Porter Jr. solo pudo jugar siete minutos por problemas físicos y el único jugador que estuvo en dobles figuras, además de Jokic, fue Will Barton. El alero logró 15 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias; eso sí, con un pobre 1 de 8 en triples.
Si en los locales hubo poco acierto, tampoco es que los Rockets estuviesen mucho mejor. Su backcourt titular (Kevin Porter Jr. y Jalen Green) se quedó en 15 puntos con un 5 de 23 en tiros de campo. La nota positiva la pusieron los interiores. Christian Wood logró un doble-doble de 12 puntos y 17 rebotes, mientras que Daniel Theis se marchó hasta los 18 puntos. Justo un triple del alemán puso el partido de cara para Houston a falta poco menos de tres minutos por jugar, ya que les otorgó una renta de cinco puntos (89-94). Fue insuficiente.
«Esta derrota duele porque estuvimos arriba la mayor parte del partido y teníamos una ventaja de cinco puntos con dos minutos y medio para el final… Entonces anotaron los dos triples», lamenta el entrenador jefe de los de Texas, Stephen Silas.
(Fotografía de Jamie Schwaberow/Getty Images)