Tras petrificar el corazón de la NBA con su lesión de rodilla, Nikola Jokic ha esquivado lo peor. El serbio sufrió ayer una hiperextensión de rodilla cuando su compañero Spencer Jones cayó sobre su articulación. Jokic, visiblemente dolido, enfiló vestuarios sin vacilar. Algo extraño en su carrera. El diagnóstico se ha hecho esperar, pero revela que el lance no tocó sus ligamentos y que sufre una hiperextensión simple en la rodilla derecha que le tendrá fuera un mes.
Obviamente, la noticia es un alivio inmenso para los Denver Nuggets y el propio Jokic, pero esto no quita para que sea un mazazo a la temporada de los de Colorado. Los Nuggets ya estaban jugando sin Christian Braun, Aaron Gordon y Cam Johnson. Todos con baja de duración media. El base y el ala-pívot deberían volver durante las dos primeras semanas de enero, Johnson ya para finales.
Denver venía siendo el mejor ataque de la liga y, por sensaciones con todos sanos, la mayor alternativa en el Oeste a los Oklahoma City Thunder. Si Jokic vuelve a su nivel habitual, ese estatus no debería de cambiar. Pero quizás para cuando regrese el equipo ha perdido el factor cancha e incluso pelea con el play-in.
Los de Davi Adelman han ensanchado su plantilla para sobrevivir mejor a los minutos sin su gran estrella. Con todo y con eso, los Nuggets siguen registrando un -8 de net rating sin él en cancha según datos de Cleaning the Glass. Esto sumado a las bajas ya existentes, desangra a Denver y deja en los hombros de Jamal Murray el peso de prácticamente todo el ataque.
Ahora mismo, el equipo marcha 3º del Oeste con un récord de 22-10, solo un partido por encima de Rockets y Lakers y uno y medio de Timberwolves.
(Fotografía de portada de Sam Navarro-Imagn Images)





