Seleccionado por Philadelphia 76ers en el puesto nº6 del Draft de 2013, Nerlens Noel ha pasado en poco más de tres años de ser pieza clave de the process, a convertirse en un activo intercambiable justo para mantener viva esa reconstrucción que empieza a coger tintes eternos.
Noel dejó Pensilvania y ha encontrado acomodo en Dallas, donde desde el primer día ha tenido hueco como ese pívot fuerte y físico que tanto anhelaban. Ahora, bajo el calor de Texas, este chico formado en Kentucky regresará la noche del viernes a la que hasta hace un mes había sido su única casa en la NBA. El cariño se siente en sus palabras.
«Ha sido una relación llena de amor, así que creo que tendré un buen recibimiento. Simplemente estoy jugando. Creo que no hubo nada que no fuese amor en mi relación con esa ciudad y pienso que siempre jugué con eso», expresa a Star-Telegram antes de recalcar el buen trato que siempre tuvo con los aficionados y compañeros.
«Las cosas pasaron como todos conocemos, pero el cariño sigue ahí. Los fans eran especiales. Todos, también mis compañeros, me encantaban. Todos éramos jóvenes y estábamos muy unidos. Nos sentíamos muy bien, solo tengo buenos recuerdos».
Halagos de Carlisle
Ya reciba aplausos o abucheos, lo que realmente gusta en Dallas, y en especial a Rick Carlisle, es contar con un jugador de la fortaleza y fundamentos que atesora Noel. «Somos un equipo que necesita tanto físico como sea posible. Él es una gran amenaza bajo el aro. Incluso si no recibe el balón, sus movimientos abren defensas. También es un arma ofensiva en la pintura y creo que con el tiempo puede desarrollar un juego de media distancia».