Con Joel Embiid fuera hasta el curso que viene y elegido Jahlil Okafor en el draft, quedaba por ver si el salto a la profesionalidad de este último no dañaba demasiado lo que prometía en su paso por la Universidad.
Dejando a un lado las, más que esperadas, derrotas, Okafor esta cumpliendo e incluso produciendo por encima de lo esperado. Se decía que el otro center de renombre en el draft, Anthony-Towns, venía físicamente mucho más preparado para ocasionar un impacto inmediato, y si el rendimiento de los Wolves está siendo ciertamente tremendo, no lo es menos la labor del nuevo ‘mesías’ de los Philadelphia 76ers.
El danzarín pívot, disputados ya seis partidos, dignifica la pintura de su equipo con 19,7 puntos, 5,5 rebotes, 1,3 asistencias y 1,2 tapones. De estas cifras lo más achacable quizás, y tal como se preveía desde el inicio, es su falta de intensidad en el rebote, ya que menos de seis capturas para un pívot de 2,11 metros denota un claro margen de mejora.
Sin embargo y en general, las sensaciones son más que buenas. Tanto como para creer que con Okafor y su socio en la pintura, Nerlens Noel, los 76ers tienen por fin cimientos suficientes sobre los que edificar un equipo ganador y olvidar de una vez el, cada vez más odiado, tanking.
En contra del small ball
Mientras la tendencia en la NBA pasa cada vez más por reconstruir entorno a jugadores de perímetro, Sam Hinkie General Manager de la franquicia, está cuasi-obligado a hacerlo al método tradicional; el de los grandes hombres en su total literalidad. Cuenta con tres pívots (o ala-pívots) que sonaron para ‘números 1’ de draft, y con ellos tiene un eje lo bastante sólido sobre el cual ramificar y crecer.
Y a pesar de los muchos detractores de una estrategia tan descarada —en busca de rondas altas y deshaciéndose de todo lo potable para incidir en esa búsqueda—, una encuesta reciente realizada en EE.UU a los aficionados sixers, y compartida por NBA.com, revela que el 65,3% de los encuestados acepta que este sacrificio a corto plazo es muy válido para invertir en acumular talento de larga duración.
El coach del equipo, Brett Bown, no tiene ningún problema en reconocer que están nadando contra corriente en este río plagado, cada vez más, de quintetos pequeños: «La tendencia que está tan de moda con el small ball es un hecho, pero no veo que sea la respuesta ni que sea la única manera [de triunfar]. Entiendo que es relevante, pero las tendencias no significan necesariamente que sean el camino correcto para todos los equipos», afirma Brown.
La pesca del próximo verano
A pesar de confiar en el tándem Noel/Okafor y a la espera de ver que puede salir de Embiid, en Pensilvania aún no están preparados para ganar. La fase de seguir pescando talento en la facultad todavía no termina. El próximo verano habrá más grandes refuerzos rondando la veintena. Esto es gracias a que los Sixers cuentan con todas las papeletas de llevarse un pick top-3 —el cual recibieron en el polémico traspaso de MCW el pasado febrero—mientras que tienen otra ronda pendiente de los Lakers que es protegida del puesto 1 al 3.
Con este panorama, en Philadelphia podrían hacerse con dos tremendos fichajes universitarios en la primera media docena de elegidos, a lo que habría que sumar los nombres de Embiid y Dario Saric. Cimientos de absoluto rascacielos.