Norris Cole, el nuevo superhéroe de South Beach

«Nobody outworks Norris Cole». Nadie trabaja más duro que Norris Cole. Su biografía oficial en la Universidad de Cleveland State, su «alma mater», empieza con esta frase lapidaria sobre el tipo de jugador que es el nuevo héroe de los Heat. Tras destacar durante su época universitaria en un equipo modesto (sólo cinco jugadores salidos de Cleveland State han alcanzado la NBA, y ninguno como estrella), Cole aterrizó en Miami sin grandes titulares, pero ya es el rookie de moda en la NBA.

20 puntos ante los Celtics, 14 de ellos en un último cuarto de infarto, emparejado con el considerado mejor base defensor de la NBA, Rajon Rondo. Y todo en su segundo partido como profesional. Las buenas sensaciones de Cole durante los dos partidos de pretemporada ante Orlando se han confirmado de una forma apabullante. En la tierra del «Big Three», pese al influjo mediático de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, el nuevo jugador de moda es Norris Cole.

Cole, natural del estado de Ohio como LeBron James, y «paisano» suyo mientras ambos jugaron en Cleveland (James con los Cavs, Cole con Cleveland State), ya parecía uno de los robos del draft cuando fue elegido al final de la primera ronda (28ª elección por los Heat).

«Estamos feliz con nuestra elección», dijo Pat Riley, presidente de los Heat, tras el último draft, «creemos que es una situación perfecta para nosotros». Mike Bibby, base titular durante el final de la pasada temporada, acababa contrato, y Miami vio en Cole como una buena posibilidad para ocupar el puesto de director de juego junto a Mario Chalmers. El agitado mercado NBA de pretemporada hizo el resto. Jugadores como Chauncey Billups o Baron Davis, que en algún momento sonaron para viajar a South Beach, acabaron en otros equipos.

Pero, desde el primer día de entrenamientos, los Heat vieron que no iba a ser necesario gastar más recuersos de los necesarios en el puesto de base. Mario Chalmers, quien también finalizaba su relación contractual, acordó seguir en Miami, y Cole se convirtió día a día en un jugador en el que confiar para llevar el timón desde el banquillo.

El gran temor con Cole es, y sigue siendo, el adaptarse a un rol diferente al de su etapa en los Vikings de Cleveland State. En un equipo donde él era el líder natural, y más siendo base, Cole estaba acostumbrado a monopolizar cada posesión. Tanto la dirección como la ejecución de las jugadas dependían casi en exclusiva del talentoso jugador. Pero en unos Heat donde un tal LeBron James, y un tal Dwyane Wade son capaces de crear una jugada desde la propia cancha, parecía complicado que un jugador de las características de Cole pudiera coincidir muchos minutos en pista con sus estrellas.

Pero, sin duda, el show ante Boston ha tranquilizado a todos en Miami. Aún es pronto, muy pronto, para considerar a Norris Cole como una estrella de la talla de sus compañeros LeBron o Wade, pero ver a un «secundario» decidir de esta forma ha sido inédito desde que James llevó sus talentos a South Beach. El nuevo hombre de moda es Norris Cole. Y con razón.


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