Nueva York: ‘Win or go home’

Se la juegan los New York Knicks en la madrugada del jueves a partir de las 01:30 horas española. ‘Win or go home’, como dirían los norteamericanos. El equipo dirigido por Thibodeau necesita sumar un triunfo si no quiere quedar apeado de las eliminatorias por el título ante unos Atlanta Hawks que han demostrado ser superiores y con un Trae Young que le va como anillo el dedo su papel de antagonista.

El base estrella de los Hawks regresa al Madison Square Garden donde a buen seguro recibirá una calurosa bienvenida por parte del público neoyorquino. En el primer encuentro de la serie asestó un golpe definitivo a falta de 0,9 segundos para el final, y en el segundo estuvo algo más comedido ante la gran defensa de Reggie Bullock, que apenas le dejó respirar tras el paso por vestuarios.

«Estamos encantados por haber conseguido la victoria, pero todavía no hemos conseguido nada», admitió Trae Young tras la tercera victoria de Atlanta. «Tenemos que jugar con la misma intensidad, la misma mentalidad, y rematarlo en Nueva York», destacó.

Un choque que será transcendental para ambos. Para los de Atlanta porque supondría ganar una ronda de playoffs por primera vez desde el 2016, y para los neoyorquinos si quieren seguir vivos tras ocho años de ausencia en la postemporada.

Para evitar la debacle los Knicks necesitan al mejor Randle y una mejor aportación de todos sus secundarios, especialmente en la parte de atrás. Los de Thibodeau han sufrido (y mucho) en los dos anteriores encuentros donde han encajado 105 y 113 puntos respectivamente, y especialmente doloroso fue el cuarto choque, permitiendo un 51% en tiros de campo encajados y un destacado 59% en triples.

Los Hawks jugaron a placer en el tercer periodo del pasado domingo tras una igualada primera parte, y acabaron rompiendo el marcador con un favorable 22-5 de parcial donde conectaron 10 de sus 19 lanzamientos intentados. Los Knickerbockers no pueden permitirse tales despistes. Tienen que jugar desde su defensa, y a partir de ahí construir el ataque.

Un ataque que tampoco está exento de problemas ante la falta de acierto de su principal referencia, Julius Randle, más mérito de Nate McMillan que demérito de él. Los Hawks han aprendido a controlarlo, y sin él, los Knicks son demasiado previsibles.

Compartir el balón, buscar al hombre abierto, aprovechar esas dobles marcas sobre Randle para que otro compañero lance liberado o realice el extra pass. No les queda otra que buscar nuevas vías de escape, ya que no pueden vivir únicamente del talento individual de Derrick Rose, que poco más se le puede pedir a estas alturas de su carrera NBA. Ya lo dijo el propio Rose: «Necesitan tener buenos lanzamientos», en referencia a Randle y Barret.

Y es que los Knicks han jugado forzados, sin las ideas claras y a base de individualismos. Tienen que cambiar el sistema «Randledependecia» si quieren tener opciones de arañar un nuevo triunfo. Sino habrán muerto en la orilla, con un más que meritorio 4º puesto en el Este, pero a las primeras de cambio se habrán ido la calle.

Últimas cuatro jornadas de Randle

  • Game 1: 15 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias; 6 de 23 en tiros de campo; 2 de 6 en triples.
  • Game 2: 15 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias; 5 de 16 en tiros de campo; 2 de 7 en triples.
  • Game 3: 14 puntos, 11 rebotes y 2 asistencias; 2 de 15 en tiros de campo; 2 de 7 en triples.
  • Game 4: 23 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias; 7 de 19 en tiros de campo; 2 de 4 en triples.

(Fotografía de portada: Kevin C. Cox/Getty Images)


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