Traspasado Nerlens Noel y declarado baja hasta final de temporada Joel Embiid, se esperaba que los dos últimos meses de competición sirviesen como campo reivindicativo de Jahlil Okafor. Sin embargo, el que fuese número 3 del Draft de 2015 no solo no ha conseguido eso, sino que lleva dos partidos sin jugar por problemas en la rodilla derecha.
Desde Philadelphia, más exactamente por boca de Brett Brown, se resta importancia a la lesión del pívot al señalar que no se espera que su ausencia se prolongue mucho en el tiempo. Puede que así sea, pero la realidad es que un parte importante de la temporada del jugador de segundo año ha estado lastrada por molestias en dicha articulación.
Para entender el problema hay que retroceder hasta el 22 de marzo de 2016. Okafor, tras un curso de rookie brillante, decía adiós a las pistas para someterse a lo que la franquicia de Pensilvania definió como una cirugía menor. La artroscopia fue un éxito y estaría listo para iniciar la siguiente campaña. Así fue, pero nunca ha jugado realmente sin limitación de minutos. Contusiones, inflamaciones y dolores han aparecido.
Si en su primer año promedió 30 minutos por noche –cierto es que no estaba Embiid–, en este se queda en 22,9, algo que no ha cambiado una vez que su compañero en la pintura ha dejado de jugar. Pasado el All-Star su media de tiempo en pista es de 21 minutos para dejar sus números en 12,2 puntos y 6 rebotes.
Demasiado errático
Su actual baja, la cual puede que no pase de tres partidos, supone ya la novena que acumula en la presente campaña; es decir, podemos decir sin miedo a equivocarnos que cuando vuelva contaremos su décima reaparición en una temporada a la que aún le queda más de un mes de competición…
| Mes | Veces que debió parar | Partidos ausente | Partidos totales |
| Octubre / noviembre | 1 | 1 | 18 |
| Diciembre | 2 | 4 | 14 |
| Enero | 3 | 10 | 15 |
| Febrero | 2 | 3* | 12 |
| Marzo | 1 | 2 | 4 |
| Total | 9 | 20 | 65 |
*Dos de ellos por precaución por si era traspasado.
Verdad es que perderse 20 de 65 partidos no es ninguna tragedia, pero momentos como el vivido en enero, cuando jugó un partido, paró los siguientes cuatro, jugó dos, paró dos, jugó uno, paró cuatro, jugó tres y paró uno… dejan un extraño sabor de boca respecto a un jugador que con 21 años debiera tener una mayor regularidad físico. Por cierto, de las nueve veces que ha dejado de jugar, solo una de ellas coincidió con un back-to-back.
