El alero All-Star recibió 11 puñaladas en cara, cuello y espalda el 25 de septiembre del año 2000
La carrera de Paul Pierce pudo acabar poco después de empezar. Era 25 de septiembre del año 2000 cuando a sus casi 23 años –llevaba dos temporadas en Boston Celtics– este chico californiano sufría una traumática experiencia cuando al salir de un local era atacado hasta recibir once puñaladas. Por suerte ninguna de ellas le causó un daño irreparable a nivel físico y pudo jugar los 82 partidos de la campaña 2000-01; claro que bien distintas fueron las repercusiones psicológicas.
Participando en el podcast All The Smoke, la leyenda de los verdes explicó hasta qué punto le causó problemas la agresión sufrida, tras la cual incluso se hizo con un arma al sentirse indefenso en todo momento.
«La gente no lo sabe, pero llevé un arma durante dos años justo después de eso. Estaba tan paranoico… Lo guardé en el auto y a veces lo llevaba encima. Estaba tan paranoico… Sentía que no podía estar en lugares donde hubiese multitudes. Cuando algo así te sucede es traumático. Fue tan dudo que ni siguiera podía dormir. Me despertaba a mitad de la noche. Es una historia que no conoce mucha gente. Tenía que tener vigilancia policial en mi casa las 24 horas. Hasta ese punto de paranoico estaba».
No sé puede reprochar nada a Pierce en este sentido. Aunque sería preferible que no tuviese que haber recurrido a hacerse con un arma, reaccionar de tal forma entra dentro de lo posible. Por suerte, con trabajo pudo superar ese momento tan duro a nivel mental y seguir adelante para tener una fantástica carrera y ser campeón de la NBA en el año 2008.
(Fotografía de Asanka Ratnayake/Getty Images)