La naturalización de jugadores se ha convertido en tendencia en el mundo FIBA. Es común que los países se refuercen para los grandes torneos con atletas nacidos fuera sus fronteras aprovechando la flexibilidad del reglamento, que permite a uno por selección. Sin embargo, esta política tiene detractores, como la selección de Angola.
Los africanos quedaron fuera de la segunda ronda del Mundial 2023 tras terminar con récord de 1-2 en el grupo A y el head coach Pep Clarós aprovechó la ocasión para disparar en contra de la norma. «Podemos fichar a un importado como la mayoría de las selecciones y a lo mejor vamos a meter más triples. Pero no creo que esto sea correcto y realmente pienso que la FIBA debe parar esto lo antes posible», exhortó.
Angola se enfrentó a Italia, Filipinas y República Dominicana. De los tres, solo los asiáticos cuentan con un naturalizado —Jordan Clarkson— y precisamente consiguieron su única victoria frente a ellos. En el caso de los caribeños, Karl-Anthony Towns y otros cinco jugadores nacieron fuera del territorio dominicano, pero por su ascendencia recibieron el pasaporte antes de los 16 años de edad y así pueden jugar como nativos.
«Hay jugadores que ni siquiera hablan el idioma del país que representan. Hay países que tienen siete u ocho jugadores que han nacido fuera de ese país. Dentro de unos años no habrá producto local. Cada país tiene que desarrollar sus propios jugadores, es lo que pienso», concluyó el español.
Tras la derrota contra Dominicana, que los dejó fuera de la siguiente etapa, hizo una comparación entre los bases de cada equipo. «Tenemos que crear bases con tamaño porque los nuestros son muy delgados y jóvenes, mientras que los de ellos miden 1,90 metros de altura y pesan 95 kilogramos», puntualizó.
(Fotografía de portada: Yong Teck Lim/Getty Images)