Tre Process sigue rompiendo barreras. Como era previsible, Philadelphia 76ers se impuso en su cancha a Orlando Magic, algo que logró con un pletórico Joel Embiid que acumuló hasta 28 puntos y 14 rebotes en solo 27 minutos.
Fue otro paso para regresar a playoffs tras cinco ausencias consecutivas, pero no una victoria más. Los Sixers, acostumbrados hasta hace poco a morder el polvo asiduamente, sumaron anoche su décimo triunfo consecutivo en casa, una marca que no alcanzaban desde hacía 15 años.
Sí. Hay que remontarse a la época en la que el amor fraterno vibraba con el ‘3’ de Allen Iverson para encontrar algo igual. Aquel curso, el 2002-03, los 76ers comenzaron como un tiro, tanto que entre el 30 de octubre y el 4 de diciembre no perdieron una sola vez como local. El equipo que puso fin a la racha fue Seattle Supersonics.
Pese a ese gran inicio de temporada, Philadelphia no acabó de encontrar la regularidad deseada en los meses siguientes, lo que les hizo terminar con un balance de 48-34. Ya en la postemporada, no serían capaces de superar las semifinales de conferencia, donde cayeron ante Detroit Pistons por 4-2.
Euforia lógica
Cuesta convencer a un aficionado de que lo mejor es perder con la promesa de un futuro que no puede palpar, pero la paciencia ha tenido recompensa en Philadelphia. Los Sixers, aún sin poder contar con Markelle Fultz, son séptimos en la Conferencia Este con un récord de 32-25 que les sitúa con 4.5 partidos de ventaja sobre los Pistons (9º). Además, con siete triunfos seguidos pueden presumir de tener la mejor racha del Este. Sobran motivos para la ilusión.