Los 76ers cada vez se parecen menos al dubitativo equipo que arrancó el curso y más al aspirante a todo que amenazaban con ser. Los de Pensilvania se hicieron esta madrugada con su séptima victoria consecutiva, una además de bastante prestigio al derrotar por 119-114 a unos Clippers que llegaron a ir ganando por 20 puntos de diferencia. Los angelinos, con una buena imagen de sus estrellas, tomaron desde muy temprano el control del choque, pero Joel Embiid y James Harden se combinaron para una verdadera exhibición con la que mandar un mensaje al resto de la liga.
32-52 llegó a ser la diferencia favorable a los californianos mediado el segundo cuarto, momento en que Kawhi Leonard y, sobre todo, Paul George estaban viviendo algunos de sus mejores momentos juntos sobre la pista. El ex de los Thunder, que anotó al descanso 17 de sus 22 puntos, comandó un buen tramo de los de Lue, que pese a tener algunos problemas para frenar las asociaciones entre Embiid y Harden lograron vivir una primera parte relativamente plácida. Pero estos problemas iban a acrecentarse tras el descanso.
Las estrellas locales dieron la vuelta a la dinámica del choque en la segunda mitad, en la que contaron con el apoyo suficiente como para transformar sus descomunales actuaciones en victoria. Con La Barba como generador y Joel como ejecutor, la ofensiva de los 76ers fue a más con el paso de los minutos, desarbolando a unos Clippers que no pudieron sino ver como su renta disminuía a medida que los números de sus rivales crecían. Embiid acabó el duelo con 44 puntos mientras que Harden firmó un triple-doble de 20 tantos, 21 asistencias y 11 rebotes, combinándose para una actuación bárbara que les confirma como uno de los dúos más temibles de la competición.
«Ha sido un gran triunfo para nosotros» afirmó el pívot. «Hemos demostrado que sabemos mantenernos unidos, que confiamos los unos en los otros y que sabemos lo que tenemos que hacer. Hemos empezado algo blandos, sobre todo en defensa, pero en cuanto nos hemos encendido hemos cambiado el partido».
La irrupción de George Niang en la segunda fue también fundamental, pues sus tres triples castigaron las ayudas defensivas visitantes y dieron algo más de espacio al ataque. En general, las piezas de la plantilla parecen ir encajando cada vez mejor, y el equipo va claramente hacia arriba a pesar de la baja de Tyrese Maxey.
Con todo, Kawhi Leonard se encargó de mantener a los Clippers con vida a pesar de que varios de sus compañeros no rindieron tan bien tras el descanso. El alero terminó como líder del equipo con 28 puntos y sumó varias acciones de peso en el tramo final que mantuvieron el marcador apretado, pero fue incapaz de evitar que Philadelphia culminase la remontada. Con todo, son buenas señales para el equipo verle cada vez más involucrado, más acertado y con más minutos (jugó 33, el máximo de la temporada), pues el plan de ir reintegrándole poco a poco da la sensación de, por fin, empezar a progresar adecuadamente.
(Fotografía de portada: Tim Nwachukwu/Getty Images)