En el mes de noviembre cualquiera, sin ser osado, habría apostado por los Sixers como pretendiente más claro a ser el peor equipo de la NBA en abril. No obstante, aunque aún en el vagón de cola de la liga, Philadelphia (7-29) ya tiene dos equipos por detrás: los Timberwolves (5-31) y los Knick (5-35).
De hecho, anoche los 76ers lograron igualar una plusmarca propia esta temporada, consiguieron su segunda victoria consecutiva por segunda vez. Fue ante los Pacers, por un punto de diferencia (93-92). Además, el contador más reciente del equipo marca tres victorias en los últimos cuatro partidos.
Ambos equipos fueron de la mano en el marcador hasta los instantes finales. En tal momento llegó el pulso entre David West y Michael Carter-Williams. El base de los Sixers anotó la canasta definitiva, en una penetración, a falta de nueve segundos y el ala-pívot, después de dos acciones afirmativas, erró en la última posesión.
Tony Wroten, con 20 puntos en el saco, fue el mejor por los Sixers. El propio West, 28 tantos, tiró de Indiana durante todo el partido.
Tras el 0-17
«Tratamos de estar conectados y de entender lo que somos y cuál es nuestro propósito», dijo Brett Brown, entrenador de Philadelphia, sobre la mentalidad de su equipo tras el 0-17 de inicio este curso. «Ese récord parece ya de hace tiempo. Si lo que hemos hecho después (7-12) ha borrado esa mala estadística de la mente de la gente, no lo sé».
«Hemos sido capaces de parar a buenos y equipos y buenos bases, pero ellos tienen buenos bases y no pudimos parar su penetración», alegó West en referencia a la canasta final de Carter-Williams, quien pasó por encima de todo un Roy Hibbert.
«Sabía que no podía penetrar por encima de él porque es un gran taponador (de Hibbert), así que fui por debajo y fui capaz de anotar», dijo Carter-Williams, quien además dio 9 pases de canasta.
«Están tirando mejor y están creciendo», dijo de los Sixers Frank Vogel, técnico de los Pacers.
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