«Si alguien es capaz de remontar esto, somos nosotros». Palabras del recientemente devaluado Draymond Green después de precipitarse en el Game 4 de la serie ante los Thunder.
La reflexión resulta irrebatible: si un conjunto puede levantar el 3-1 en contra, que él mismo se ha granjeado en la final del Oeste, es Golden State. Sin embargo, en tres de los cuatro partidos del cruce ante Oklahoma, no ha habido demasiadas muestras de que el mejor equipo de la historia en temporada regular siguiera a pleno destajo. Ni en esfuerzo ni en conceptos.
Empezando por el propio Green, desgastado mentalmente hasta números impropios de sus dos últimas temporadas en la NBA. El contrapunto diferencial que ayudó a edificar el equipo de Steve Kerr anda desnortado. Así también sus compañeros. Stephen Curry, por ejemplo, se marcó un 6 de 20 en tiros de campo y 2 de 10 en triples anoche.
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¿Puede que buscar la eternidad en regular season abriera demasiadas grietas físicas de cara a los Playoffs? «Nadie está cansado de la temporada regular. Esto son los Playoffs», se encargó de transmitir Draymond Green.
El ala-pívot de los Warriors es conocedor de que está fallando a los suyos no solo algebraicamente, sino en el ímpetu que siempre fue alarma perfecta para mantener a todo el mundo enganchado a la corriente del éxito.
«Siempre he sido la energía de este equipo, y ahora no lo he sido. Creo que nuestra energía fluye tal como lo hace la mía, y he estado terrible», sentencia el propio Green y recogió el portal San Jose Mercury News.
Arenga en el vestuario
Después de volver a rellenar la casilla de derrotas anoche, Green se dirigió al resto de compañeros en el vestuario del Chesapeake Energy Arena. El primero que resbala pero también capitán de la recuperación. Arenga en toda regla para levantar el ánimo de la mermada columna. Green dijo a sus compañeros que se mirasen en el espejo e hiciesen autocrítica, siendo razonables y viendo qué tenían que mejorar cada uno.
Marcaje Curry
Asimismo, una de las reyertas en las que Oklahoma está saliendo a hombros es el marcaje a Stephen Curry, donde, anoche, se confirmó que cualquier jugador de los Thunder es susceptible de acudir a las ayudas para torpedear al base de los Warriors. Asfixiante. Dos y hasta tres perseguidores en la misma acción. Con ello tendrá que lidiar Steve Kerr y las pizarras de su cuerpo de asistentes.
«Le están haciendo buenas ayudas. Le están poniendo altura. Está teniendo que trabajar muy duro para poder fabricarse sus tiros ahora, y eso es indicativo de nosotros como equipo ahora mismo», valora su compañero Harrison Barnes.
Aunque, la situación «no es donde debíamos (y esperaban) estar», según palabras de Draymond Green, si un equipo tiene la presunción de victoria, es Golden State. Con todo en contra y tres encuentros todavía por disputar, lo absurdo sería pensar en la remontada. Lo irreal. Pero el mismo equipo, los cimientos de los Warriors se formaron a partir de una mutación, la sufrida por Curry y su vuelco en la forma de jugar.
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«La serie no ha terminado», avisa Curry. Y muy cautos deberán ser los que así piensen, sobre todo en el estado de Oklahoma. Hasta ahora, han barrido, pero las alteraciones son uno de los empleos más socorridos en la Bahía.