De la noche al día. Así ha cambiado la situación de LaMarcus Aldridge tras la disputa del primer mes y medio de competición. Envuelto en rumores de traspaso sostenidos por su descontento en la franquicia de Texas, la exestrella de los Blazers encaraba el verano con dudas sobre su futuro. No fue a mayores. Conversó con Gregg Popovich y acordaron una nueva línea de acción, una en la que LaMarcus pudiese brillar como era costumbre en Oregon.
Ha funcionado. Sin contar para el inicio de temporada con Tony Parker y Kawhi Leonard, los Spurs se han apoyado más que nunca en su ala-pívot para conseguir un sólido récord de 12-7. Hablamos de 22,3 puntos y 8,3 rebotes por partido. Los números están ahí, pero más ha impresionado verle firmando un PER de 25,6; es decir, la mejor marca de su carrera. Con pruebas irrefutables, Popovich no puede sino elogiar a su jugador.
«Nos ha conducido de forma maravillosa a través de este periodo en el que no contamos con Tony ni Kawhi. Está anotando, trabajando en defensa, reboteando y corriendo la cancha. Realmente estaríamos perdidos sin él», señala a Michael C. Wright de ESPN.
Esfuerzo global
Aunque alguien como Aldridge destaca por su clase jugando al baloncesto, en San Antonio no pierden esa perspectiva de equipo que les ha conducido al éxito. «Han hecho un excelente trabajo al conjuntarse. Hay muchos jugadores nuevos. Creo que Pay y LaMarcus han tenido su peso para que otros muchachos se hayan sumado de esta forma. Obviamente no somos el mejor equipo de la liga, pero el grupo ha tomado su responsabilidad para colocarse en disposición de ganar», explica el general manager del equipo, R.C. Buford. Los Spurs siguen en el juego.