Porzingis reina en un Concurso de Habilidades de altura

Hasta el año pasado, los bases habían monopolizado casi en exclusiva el Concurso de Habilidades. Desde su primera edición en 2003, solo Dwyane Wade (campeón en 2006 y 2007) había roto el dominio de los directores natos de juego. El propio diseño del concurso, favoreciendo a los jugadores con mejor control del balón y del pase, parecía perfecto para los bases. Pero en las dos últimas ediciones, incluyendo la de 2017, la revolución de los hombres altos está entrando de lleno en este evento del All-Star.

El dominio de los altos

Si en 2016 fue Karl-Anthony Towns el que sorprendió en la final a Isaiah Thomas, en 2017 se repitió la historia con Kristaps Porzingis. El ala-pívot letón de los Knicks, cuya altura oficial es de 2,21 metros, se llevó el concurso gracias a su espléndido dominio del balón, inédito hasta la fecha para un jugador de su altura, y especialmente siendo letal en los triples que cierran el «circuito» de este evento. De forma aún más letal para los bases, el finalista fue un alero: Gordon Hayward.

El formato volvió a ser como el del año anterior, con cuatro «bajitos» por un lado, y cuatro «grandes» por otro. En el lado de los exteriores, Gordon Hayward daba la sorpresa eliminando a los dos bases puros del concurso, John Wall primero y Isaiah Thomas después. Por el lado de los jugadores interiores, la semifinal enfrentaba a dos europeos, Kristaps Porzingis y Nikola Jokic. El acierto de Porzingis en el triple ante un Jokic atascado en el pase, su mayor virtud, le llevaba a la final.

Impecable Porzingis

Así pues, dos jugadores por encima de los dos metros de altura se llevaban un concurso diseñado originalmente para jugadores teóricamente más ágiles. Porzingis cumplió desde el principio, aguantando perfectamente la velocidad de Gordon Hayward, impecable en el pase y rematando con un triple en carrera al primer intento que sentenciaba el duelo.

Como en la edición de 2016, fue el jugador participante más alto el que se llevaba la victoria. Si bien los «siete pies» o cercanos tienen la ventaja de enfrentarse entre ellos en las primeras rondas, su rendimiento no está teniendo nada que envidiar a campo abierto respecto a los exteriores. Un concurso en el aire siempre informal de un All-Star no sirve para iniciar una revolución, pero si es al menos la presentación mundial de una nueva generación de «gigantes» muy especial. Towns y Porzigis han sido solo la punta de lanza.


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