Cuando Boston consiguió a Kristaps Porzingis a finales del mes de junio lo hizo pensando en una única cosa: dar un salto para ganar el anillo. Los verdes llevan más de un lustro muy cerca de ser campeones, pero siempre se quedan a escasos pasos de conseguirlo. Ahora, con el letón en sus filas, esperan dar el último; una impresión que comparten en el vestuario, tal y como expresa Payton Pritchard.
«Creo que es un jugador increíble que obviamente es muy alto y puede afectar al juego de una manera completamente diferente a la que hemos tenido hasta ahora. Su habilidad para lanzar a canasta, simplemente se presencia sobre el parqué… Creo que va a crear muchos desajustes», comenta a Adam Himmelsbach del Boston Globe.
Más allá del impacto que tenga Porzingis, en los Celtics están pendientes de su estado físico. El jugador de 28 años se perdió el Mundial por una fascitis plantar y hace pocos días llegó a Boston, donde por ahora ha estado haciendo trabajo ligero en la cancha para prepararse para el training camp. Brad Stevens, presidente de operaciones de baloncesto del equipo, ha señalado que no están preocupados, pero aún hay que verlo jugando.
(Fotografía de atrick Smith/Getty Images)