El pasado viernes dio comienzo la Copa NBA, en la que los equipos locales estrenaron un nuevo diseño de pista para hacer visible que el choque pertenecía a este torneo. Y los Nuggets, que recibían a los Mavericks en el Ball Arena, no fueron menos. Pero hubo un pequeño problema.
Durante la sesión de tiro de la mañana, los jugadores texanos empezaron a notarse extrañamente imprecisos en el lanzamiento exterior. La mayoría se quedaban cortos, y empezaron incluso a teorizar que los nuevos colores del parqué, pintado de azul, combinados con las gradas vacías estaban afectando a su perspectiva. Pero no, el problema no era suyo.
La línea de tres puntos, que debía estar a 7,25 metros a excepción de las esquinas, donde está situada más cerca, había sido pintada más lejos de lo normal. Por suerte el problema pudo ser detectado a tiempo y las líneas se volvieron a pintar antes de que comenzase el partido, aunque las antiguas aún seguían siendo ligeramente visibles para los presentes. No obstante, los visitantes no pusieron pegas al inconveniente y incluso se lo tomaron con sentido del humor.
«Esperemos que ahora esté a la distancia correcta. Y si no, a lo mejor así metemos más» bromeó Sean Sweeny, asistente de los Mavericks que ejerció como entrenador en ausencia de Jason Kidd.
(Fotografía de portada: C. Morgan Engel/Getty Images)