La relación de Julius Randle con la parroquia Knickerbocker ha dado un giro radical de 180 grados desde su criticado fichaje en 2019 hasta la actualidad. Por el camino se ha convertido en uno de los pilares del equipo; ha sido escogido en el Segundo Mejor Quinteto del 2021; en el Tercer de 2023, y por el camino además ha sumado tres selecciones para disputar el All-Star Game.
Su llegada a la Big Apple fue todo un reto para él, tal como ha reconocido recientemente en el podcast que protagonizan Brunson y Hart, y que recomiendo encarecidamente. El escenario al que llegó no era el ideal. La franquicia estaba literalmente en ruinas, la selección del entrenador no fue la más acertada (David Fizdale) y la plantilla contaba con nombres tan variopintos, tales como Allonzo Trier, Dennis Smith Jr., Bobby Portis o Maurice Harkless, entre muchos otros.
Randle jugaba con sentido de urgencia. Había firmado un ‘contratazo’ (3 años y 63 millones) y quería demostrarlo desde el primer día. Sin embargo, se equivocaba. En un equipo sin rumbo jugaba ‘sin ton ni son’, cero IQ baloncestístico (todo sea dicho), y recalco, el escenario no era el mejor con Fizdale ¿a los mandos? No le fue demasiado bien en sus inicios.
Sin embargo, y a pesar de sus muchos detractores, el tiempo le ha dado la razón, y con Leon Rose mediante, ha convertido a los Knicks en una franquicia ganadora que, con Thibs como entrenador jefe, atesoran un registro de 166-138 y con dos presencias en los playoffs, incluidas las Semifinales del año pasado.
«Quería ganar aquí. No era una opción para nadie, pero Nueva York era un sitio al que yo quería venir. Sentí el espíritu de Kobe dentro de mí. La ‘Mamba mentality’… Afrontar este desafío. Es fácil jugar por dinero, pero para mí se trataba de mi legado. ¿Cómo quiero mirar hacia detrás cuando haya acabado mi carrera? ¿Me desafié a mí mismo? ¿Me esforcé? Y en realidad todo lo que imaginaba es lo que me está ocurriendo ahora mismo. Pero todavía no hemos llegado (el campeonato). Ya sabes, estamos en el camino», dijo Randle.
Todavía en el dique seco por una lesión en su hombro, se encuentra en la recta final de su reaparición, quizás unos partidos antes del inicio de los playoffs (si logran clasificarse de forma directa). En su quinto curso como Knickerbocker está cosechando unos guarismos de 24 puntos, 9 rebotes y 5,2 asistencias por jornada.
(Fotografía de portada: Andy Lyons/Getty Images)