Los Angeles Clippers desperdició la mejor plantilla de su historia. Antes de que los Warriors dominasen el Oeste y la competición en general, la franquicia californiana fue capaz de formar un conjunto que siempre era señalado como favorita a todo. No lo consiguieron. Los años fueron pasando y ahora todas sus estrellas viven lejos de Hollywood. Cuestionado por ello, J.J. Redick explica que el equipo nunca llegó a crear una química dentro de la cancha.
«No creo que nunca alcanzáramos un momento óptimo. Doc solía hablar de que cuando un grupo lleva junto durante un largo periodo de tiempo, esto termina provocando que acabes señalándote con el dedo en vez de acercarte a tus compañeros», explica a Pardon My Take podcast antes de profundizar en cómo era la relación entre los jugadores.
«Fue extraño, porque por separado todos eran geniales entre sí. Fuera de la cancha todo el mundo se llevaba bien. Y luego, había tanta mezquindad en la cancha… Era simple mezquindad. Es extraño pensar en el potencial que teníamos y lo que podíamos lograr, y a última hora todo descarriló por esa mezquindad. Una mezquindad al nivel de Donald Trump», sentencia.
¿Has qué punto fue esa la realidad que se vivió en el vestuario? Lo desconocemos. Pero lo que no deja lugar a dudas es que tuvieron seis carreras de playoffs y en ninguna llegaron a las Finales de Conferencia. Ahora, sin Chris Paul, Blake Griffin y DeAndre Jordan, viven inmersos en una reconstrucción con la que quieren regresar a la élite. No lo tendrán sencillo.