Hace apenas unos meses los Houston Rockets se enfrentaban a los Golden State Warriors en la final del Oeste, el penúltimo paso hacia el anillo. En la actualidad, tras cuatro derrotas seguidas (peor racha desde 2013) y un pobre balance de 4-7 en la clasificación, la palabra ‘crisis’ empieza a colarse en las crónicas que narran los partidos del conjunto de Kevin McHale.
Los Rockets todavía no han encontrado su idea de equipo y los desajustes no se reflejan solo en las derrotas sino en todo tipo de estadísticas. Son la segunda peor defensa (109 de rating), el sexto peor ataque (101,2) y no han conseguido mantener a su rival por debajo de los 100 puntos en ninguno de sus 11 partidos.
Por esa razón los jugadores decidieron realizar ayer una reunión solo para la plantilla. «Todo salió bien. Nos abrimos y nos comunicamos. Siento que ahora estamos todos de acuerdo», comentaba Ty Lawson a ESPN. Además añadió que cuando McHale dibujaba una jugada defensiva los jugadores realizaban otra y que ese problema no debería repetirse a partir de ahora.
Las conclusiones de James Harden no diferían de las del base recién llegado: «Fue una buena charla. No habíamos tenido la oportunidad de comunicarnos así desde que empezó la temporada. Fue bueno para nosotros comunicarnos, cada uno expuso cuál era su rol y aseguró que cada noche iba a intentar cumplirlo. Tras la reunión tuvimos un muy buen entrenamiento, hablamos, trabajamos duro y ahora toca llevarlo a cabo en la cancha«.
Los jugadores de Sacramento Kings usaron el mismo método y desde entonces encadenan tres victorias consecutivas. ¿Tendrá el mismo efecto el meeting en Houston? ¿Volverán los Rockets a despegar para presentarse como candidatos a las Finales de la NBA? Los resultados lo dirán. El próximo encuentro, mañana ante Portland Trail Blazers.