Si Indiana pasó por encima de New York en el cuarto partido, en el quinto los neoyorquinos le dieron un giro de 180 grados a la situación para pasar el rodillo en dirección contraria. Los de Tom Thibodeau se impusieron por 121-91 y por momentos borraron de la pista a su rival. Fue una masacre que se fraguó en la pelea bajo los aros, en la cual el dominio local fue aplastante (53-29). Ante tal panorama, Rick Carlisle no puede evitar dar un tirón de orejas a sus chicos.
«Con su quinteto más pequeño, intuitivamente uno pensaría que nos da una mejor oportunidad de hacerlo bien en los tableros, pero no fue así, ya que el nivel de lucha que exhibieron en este partido fue muy superior al nuestro. Esa es la conclusión. Nuestro esfuerzo fue vergonzoso», comenta antes de dejar claro que esta es una lección de la que sus jugadores deben aprender.
«No hay excusas, pero la realidad es que todos los chicos de nuestra plantilla creo que es la primera vez que están en un Game 5 con empate a dos, y además fuera de casa. Aprendes mucho en esas situaciones y lo haces muy rápidamente. Esta es una circunstancia diferente y, como serie de playoffs que es, se complicará cada vez más», sentencia.
Aunque la inercia parezca haber cambiado de nuevo en favor de los Knicks, ahora toca vivir en Indianapolis un sexto partido en el que los Pacers podrían forzar el séptimo. Sí, aún queda mucha tela por cortar.
(Fotografía de Sarah Stier/Getty Images)