España no pudo con Estados Unidos, pero Ricky Rubio dejó su sello con una actuación sublime que deja claro que vive el mejor momento de su carrera y que está de sobra preparado –si es que hacían falta más pruebas– para ser el líder de la selección española en los próximos años.
Para ser exactos fueron 38 puntos con un 13 de 20 en tiros de campo (incluyendo un 4 de 7 en triples y un perfecto 8 de 8 en tiros libres), 4 rebotes y 2 asistencias. Fue el Ricky más hiriente que hemos visto nunca. Ya estuviese delante Jrue Holiday, Kevin Durant, Jayson Tatum… le daba exactamente igual. El de El Masnou se echó el equipo a su espalda y prácticamente logró la mitad de los puntos (38 de 81) para mantener viva la llama de la esperanza casi hasta el final del choque. Nos ilusionó, nos emocionó. Nos recordó a aquel niño que hizo 51 puntos con solo 15 años (allá por 2006) para hacer campeona de Europa a la España cadete.
En Tokio no ha podido completar la hazaña, pero nos ha hecho palpitar con cada acción mientras completaba una exhibición que le hace entrar en la historia del baloncesto internacional con mayúsculas. He aquí lo logrado por el base español:
- Máxima anotación de la historia ante Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos con 38 puntos.
- Máxima anotación de un jugador español en unos Juegos Olímpicos al superar los 37 que logró Pau Gasol en 2004 ante China.
- Cuarta máxima anotación de un jugador NBA en unos Juegos Olímpicos tras Luka Doncic (48 puntos en 2021 contra Argentina), Patty Mills (39 puntos contra Gran Bretaña en 2012) y Yao Ming (39 puntos contra Nueva Zelanda en 2004).
Esto es lo que ha hecho Ricky Rubio. Así es como se despide de los Juegos y se presenta para el futuro, uno que empieza por iniciar una nueva etapa en Cleveland Cavaliers y que le tendrá como el referente de España en los próximos años. Con este Ricky, la transición en el combinado español será mucho más dulce.
(Fotografía de Kevin C. Cox/Getty Images)