Con el culebrón de Carmelo Anthony ya resuelto, los Rockets continúan apuntalando su plantilla de cara a la próxima temporada. El último en incorporarse a la franquicia de Texas ha sido Rob Gray, que, una vez finalizada su etapa universitaria, ha logrado dar por fin el salto al baloncesto profesional.
Tras promediar 18 puntos y 3 asistencias en sus tres años como jugador de los Houston Cougars, Gray optó por presentarse al pasado Draft, pero no logró ser elegido. No obstante, los Rockets le ofrecieron la oportunidad de disputar con ellos la Summer League, en la que, pese a no poder contar con muchos minutos a causa de molestias físicas, parece haber convencido a la franquicia de que merece una oportunidad.
Con su 1,85 metros de estatura, Rob Gray ocupa la posición de base, y se caracteriza por su agresividad y capacidad para atacar el aro en penetración. Además, cuenta con un preciso lanzamiento de media y larga distancia, lo que le convierte en un anotador bastante eficiente. Una de sus actuaciones más destacadas tuvo lugar en la primera ronda de los pasados playoffs de la NCAA, donde anotó 39 puntos, incluida la canasta ganadora a falta de un segundo, ante los San Diego State Aztecs.
Entusiasmado
En sus primeras declaraciones como jugador de los Rockets, Gray no ocultó su entusiasmo por unirse a James Harden, Chris Paul y compañía: «Estoy muy emocionado por formar parte del equipo» comentó. «No solo es el equipo de Houston, ciudad que considero mi casa, sino que se trata del equipo que fue líder del Oeste la temporada pasada. Lo único que quiero es aprender todo lo que pueda para seguir creciendo como jugador y tener un impacto positivo en la NBA».
Con todo, Gray aún no tiene asegurada su presencia en la Liga, pues la franquicia tendrá que hacer algunos descartes en la plantilla. El tiempo dirá si es capaz de convencer al equipo de técnicos de que merece formar parte del equipo a la hora de la verdad.