No por anticipada una noticia deja de ser relevante. Y dolorosa. Tal y como anunció tras cumplir su 39 cumpleaños, Rudy Fernández se retira del baloncesto tras haber disputado su último encuentro con la selección española. Lo hace como el jugador con más internacionalidades de la historia de España con 266. Con esa camiseta logró dos Mundiales, dos platas olímpicas, un bronce y cuatro campeonatos europeos. A ello le suma tres Euroligas, siete ligas ACB y siete Copas del Rey en el baloncesto de clubes.
Un palmarés que no termina de explicar a uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto español. Quien no necesitó pasar una larga carrera en la NBA, donde fue de más a menos durante sus cuatro campañas entre Portland Trail Blazers y Denver Nuggets, para escribir su propia leyenda. De estrella ofensiva y jugador de físico dominante, a ser uno de los defensores más inteligentes de la historia de Europa y jugador de momentos trascendentales en un Real Madrid que siempre compite por todo. Rudy, al que la NBA quemó por infravalorar como un tirador que esperase aburrido en una esquina, siempre definió su regreso a España como la mejor decisión de su vida.
Aun así, como es de esperar de un portal como este, su aportación en sus días por la mejor liga del mundo guarda un grato recuerdo en los aficionados de Portland y en una generación que se emocionaba con sus mates salidos de las yemas de Sergio Rodríguez. En su primera temporada en Oregón, Rudy promedió 10,4 puntos, 2 asistencias y 2,7 rebotes con un 40% de acierto desde el exterior. También acudió al concurso de mates del All-Star y se coló en el segundo mejor quinteto de rookies. Luego llegaron los banquillazos de Nate McMillan y esa reducción de rol que le acabó apocando.
Quizás sus días en la NBA queden en anécdota a la hora de repasar su trayectoria. Pero cómo no hacerlo en una leyenda del baloncesto europeo y FIBA como lo ha sido Rudy Fernández.
(Fotografía de portada de Jonathan Ferrey/Getty Images)