No podemos decir que sea una sorpresa. Cuando hicimos la previa de los Sacramento Kings de cara al curso 2025-26 de la NBA decir que teníamos dudas es hasta ser benévolos, ya que básicamente les augurábamos un año muy duro que en caso alguno daría pie a dar continuidad al actual proyecto –si es que se le puede llamar así–.
Los de la capital de California tuvieron un destello con los playoffs de 2023, pero desde entonces han echado por tierra todo lo bueno que tenían –incluido a su entrenador, Mike Brown– para dar paso a una serie de decisiones que a cada cual sonaba más hiriente para quienes veían que el rumbo no solo se estaba torciendo, sino que iba camino de un barranco sin fondo.
Con ese contexto se plantaron en el actual curso, uno que no lleva presente ni un mes y que ya amenaza con hacer que todo salte por los aires en la capital de California. Antes de empezar fue DeMar DeRozan quien alzó la voz para señalar que iban a sorprender, que estaban encantados con ese papel de equipo hundido en la clasificación que le daban los pronósticos… No se equivocaban. Actualmente son el tercer equipo que más puntos recibe en la NBA con un promedio de 123,9 y ocupan la 13ª plaza de la Conferencia Oeste con un balance de 3-8.
Se acabó la paciencia en los Sacramento Kings
Esa es a grandes rasgos la información que maneja el periodista local Carmichael Dave. Lejos de dar más tiempo al equipo o intentar hacer retoques, en la gerencia tienen claro que ha llegado el momento de echarlo todo abajo; tanto es así que no tienen intención inicial o líneas rojas con ninguno de sus jugadores. Más claro: van a explorar posibles traspasos con Domantas Sabonis, DeMar DeRozan, Zach LaVine…
Tal decisión llega repleta de lógica. Tras varios mercados dando palos de ciego –ya se comprobó en los Chicago Bulls que el DeRozan más LaVine no iba a parte alguna– ahora les toca recular y hacer limpieza antes de volver a construir.
Vuelta a la casilla de salida
Lo más triste del recorrido de los Kings es que tras 17 años en el desierto –tiempo que estuvieron sin pisar playoffs hasta 2023– les toca volver al punto inicial sin haber disfrutado prácticamente nada. Les costó casi dos décadas construir algo que les ha durado un suspiro. ¿Será ahora diferente?
Lo cierto es que los problemas de la organización californiana parecen ir mucho más allá de sus jugadores. Sin una mano firme, sin una toma de decisiones medianamente lógica, sin una cultura sobre la que sostener el día a día… Este equipo va a la deriva y para alguien que disfrutó de los Chris Webber, Pedja Stojakovic, Jason Williams o el propio Doug Christie que está ahora en el banquillo, cuesta no hacer suya esa tristeza que transmiten y que no borrarán –salvo milagro– a golpe de traspaso.
(Fotografía de Darren Yamashita-Imagn Images)





