Los Oklahoma City Thunder podían presumir, al principio de estos playoffs, de ser el único equipo en contar con dos bases de indiscutible jerarquía para ser titular, pero relegando a uno de ellos, inexorablemente, a la suplencia.
Dennis Schroder asumió salir del quinteto inicial en Atlanta para convertirse en el reserva de lujo de Russell Westbrook. Y ayer, por vez primera en estos playoffs, demostró de qué pasta está hecho.
Firmó su mejor encuentro de la serie ante Portland, coincidiendo con la primera victoria (a domicilio) de su equipo, poniendo la serie en un, desfavorable todavía, 1-2. Schroder, en 32 minutos, aportó 17 puntos, 6 asistencias y 2 robos, con 5/11 en tiros y 2/3 en triples.
En frente, un superclase que lleva toda la eliminatoria recordándonos su condición de All-Star. Damian Lillard, en estos tres encuentros, promedia más de 30 puntos con un 46% en tiros de campo y un fantástico 42,9% desde el arco de tres. Ayer, again, volvió a estar sensacional.
Sube la tensión
Sin embargo estos son los playoffs. Donde la sangre circula al doble de velocidad y la visceralidad y la provocación se imponen, por costumbre, al autocontrol. Como todos sabemos, enrabietar al rival te puede salir muy bien (decentrándolo) o muy mal (Dudley vs Simmons). Y anoche, el base teutón agitó el olivo.
El partido estaba acabado (con OKC ganando de 12 a falta de dos minutos). Los Blazers perdieron la posesión, entonces Schroder se fue detrás de Lillard imitando su gesto más característico; señalándose la muñeca con el dedo. El símbolo del clutch. Dame-Time.
Lillard, en rueda de prensa, bateó para home run. «Sí, lo vi. Me pareció gracioso. Porque esperó casi hasta el final para hacerlo, cuando sabía que el partido ya estaba decidido. Pero no lo hizo en los dos encuentros previos en Portland. Lo cuál es muy interesante».
Ansiando, desde ya, el Game 4.
(Fotografía de portada de Cooper Neill/Getty Images)