Los Knicks son uno de los equipos que peores cartas tienen en mano para comenzar la temporada, y más viendo lo bien que lo han hecho muchas otras franquicias a la hora de reforzarse o mantener el nivel durante este verano. Los vaivenes han sido una seña de identidad los últimos años para los neoyorkinos, tanto a nivel deportivo como en los despachos.
Revertir esta situación se ha convertido en la mayor prioridad de los que gestionan la organización, y esperan que el trabajo duro y el sacrificio sean las claves para sustituir la inestabilidad por los buenos resultados, las buenas sensaciones y un rumbo con un destino prefijado.
“Los aficionados suelen respetar a aquellos equipos que compiten y pelean duro cada noche”, explicó Scotty Perry, manager general de los Knicks, en unas declaraciones vertidas para New York Post. “Los aficionados respetarán eso. Veremos dónde nos lleva. No tengo una bola de cristal sobre cuáles van a ser los resultados este año. Vamos a averiguarlo”.
Perry continuó diciendo que “lo importante para el equipo va a ser competir. Jugar juntos. Defender duro cada noche. Si podemos hacer eso, ellos podrán sobrellevar los resultados [si no son buenos]. Los aficionados al menos verán la dirección adecuada que estamos tomando. Esa será la clave. Establecer una dirección y un destino al que queremos llegar como organización”.
Para lograr esa eficacia, Perry terminó afirmando que “esto es como construir una casa. Quieres una base sólida. Eso lleva su tiempo. Seremos oportunistas a la hora de avanzar pero nos mantendremos centrados en el desarrollo de esta idea”.