Hasta ahora, Michael Jordan ha sido el único exjugador que, ya retirado, ha podido hacerse con una parte mayoritaria de un equipo NBA. Algo que seguramente cambie cuando la actual generación de jugadores, la primera que puede acumular más de un milmillonario por generación, vaya cumpliendo años. En el pasado Kevin Garnett intentó por todos los medios hacerse poseedor de los Timberwolves, pero no lo consiguió. Shaquille O’Neal, curiosamente, llegó a tener participaciones en los Sacramento Kings, pero tuvo que venderlas debido a sus inversiones en empresas relacionas con el juego. Por aquel entonces, prohibidas por la NBA. Ahora, el exjugador y figura televisiva lo tiene claro: «Me gustaría adquirir cualquiera que esté disponible», le cuenta a Bloomberg.
Esta vez, Shaq no se va a conformar con una parte del pastel, ya que su idea es ser accionista mayoritario y tener el control de las decisiones deportivas. Es difícil tasar el valor de una franquicia, pero la estimación tras la venta de los Charlotte Hornets por parte de, precisamente, Michael Jordan, sitúa su precio en unos 3.500 millones de dólares. El año pasado se estimaba que el valor medio de las organizaciones oscilaba alrededor de los 3.800 millones, pero siendo la de North Carolina una de las menos valiosas, esto podría replantearse y subir unos cuantos cientos de millones. LeBron James también ha declarado en los últimos años su intención de tener parte en una futura franquicia en Las Vegas, y por los tiros de la expansión podría ir el interés de O’Neal.
Obviamente, el patrimonio actual de Shaq es desconocido, aunque Forbes lo calculaba entorno a los 400 millones en 2021. En todo caso, cifras insuficientes para acometer una compra de tamaña enjundia. Ahora bien, este tipo de transacciones siempre se suelen hacer de la mano de un socio o un fondo de inversión. Tal y como hizo recientemente el exjugador de béisbol Álex Rodríguez comprando los Minnesota Timberwolves junto a Marc Lore.
Además de la NBA, O’Neal también se muestra muy interesado en meterse en el mundo de la Fórmula 1 como inversor.
(Fotografía de portada de Kimberly White/Getty Images for TechCrunch)