Sorprendente paliza de los Rockets en San Antonio

Serio toque de atención de Houston no solo a su rival en segunda ronda, sino al resto de la NBA. El equipo de Mike D’Antoni firmó una magistral actuación a domicilio frente a unos Spurs incapaces de reaccionar a la gran velocidad, tanto física como mental, de los Rockets. El demoledor resultado final de 99-126, la mayor derrota de San Antonio en casa de su historia en playoffs, fue claro reflejo de un partido en el que Houston dominó de principio a fin.

Exhibición ofensiva


Un triple de Trevor Ariza (máximo anotador del partido con 23 puntos) colocaba tras solo 9 minutos de partido un marcador de 13-28 para los Rockets. Sus breves ataques, generalmente completados con intento lejano, y una defensa siempre atenta a cualquier pase de San Antonio sorprendían posesión tras posesión a los hombres de Gregg Popovich. Visiblemente enfurecido con sus jugadores desde el principio, el técnico de los Spurs movía de forma frenética el banquillo, pero sin encontrar la fórmula en ningún momento.

Una breve reacción al final del primer cuarto parecía dar vida a San Antonio, pero duraría poco. Incluso con James Harden (20 puntos y 14 asistencias) en el banquillo, Houston jugaba a placer. Reservas de lujo como Eric Gordon y Lou Williams mantenían el descaro en la rotación de D’Antoni, y los triples seguían cayendo, con Trevor Ariza y Ryan Anderson (14 puntos) como los más agresivos desde fuera del arco.

Lluvia de triples histórica

De hecho, los 22 triples (de 50 intentos) con los que los Rockets terminaron el partido fueron la segunda mejor marca de la historia en playoffs, tras los 25 que Cleveland metió a los Hawks en 2016. Con absoluta libertad para lanzar, los jugadores de Houston se aprovecharon sin miramientos de una defensa de San Antonio lenta y superada, sin la intensidad que el juego a veces casi suicida de Mike D’Antoni exigía.

En ataque, tampoco los Spurs tuvieron una buena noche. Kawhi Leonard mantuvo una cierta regularidad con 21 puntos (a costa de un 5/14 en tiros de campo), 11 rebotes y 6 asistencias. Pero el resto no pudo sobresalir, o lo hicieron por el lado equivocado. Particularmente nefasto fue el día para LaMarcus Aldridge, una sombra de quien, con Portland, promedió casi 30 puntos en una serie contra Houston tres años atrás. En 2017, no pudo pasar de 4 puntos en 25 minutos.

Tensiones y expulsiones

La frustración fue especialmente visible Dewayne Dedmon, titular durante gran parte de la temporada y relegado en estos playoffs a jugador de fondo de banquillo. El pívot protagonizó primero una tangana con James Harden que terminó con técnicas para cada uno, además de con una expulsión para Nene por agarrar del cuello a Dedmon. Poco después, una discusión con Patrick Beverley mientras lanzaba tiros libres le costó otra técnica y enfilar el camino al vestuario tras 7 minutos de juego.

El humor en los Spurs no era el ideal, y las caras largas con la que sus jugadores y cuerpo técnico salieron de la cancha hacían presagiar dos días de tensión hasta el segundo partido. Por parte de Houston, todo era prudencia. Mike D’Antoni nunca abandonó un aspecto preocupado durante todo el partido, pensando quizás que todo estaba siendo demasiado fácil. La experiencia de haber perdido cuatro series de playoffs contra Popovich invita a la cautela de un equipo que, al menos, dejó una exhibición para el recuerdo en San Antonio.

 


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