Cuando Detroit atesoraba un récord de 14-6 (victoria incluida ante Boston) nadie vaticinaba una caída libre como la que están viviendo con siete noches consecutivas mordiendo el polvo. Pero así ha sido. Como si el espíritu Space Jam hubiese robado sus habilidades, los jugadores de los Pistons han ido fallando a título individual hasta convertir en desastre, como ocurrió contra Denver, lo que se vive sobre la pista.
Stan Van Gundy así lo entiende. Elogiado hace semanas, el entrenador de los de Michigan cree ahora que los problemas no tienen que ver con sistemas o rotaciones, sino que supedita la recuperación de los suyos a que sus mejores jugadores den un paso al frente y comiencen a jugar bien.
«La respuesta se encuentra en gran parte en Tobias, Andre, Avery y Reggie, nuestros cuatro mejores jugadores. Esos chicos tienen que jugar mejor. Podemos sentarlos a todos y jugar con los otros muchachos, pero no vamos a ser un mejor equipo a menos que esos cuatro jueguen mejor», explica en declaraciones recogidas por The Detroit News.
Claro está que en Detroit fallan más cosas a parte de que uno u otro jugador rinda a cierto nivel, pero es igualmente cierto que ver a Andre Drummond promediando 6,7 puntos en los tres últimos partidos o a Tobias Harris quedándose sin anotar un solo tiro de campo (ocurrió contra Denver), no es normal. Quizás por ello Van Gundy insiste en llamar la atención a los suyos.
«Quizás la solución sea sacar a uno de ellos desde el banco. Estamos metidos en un hoyo en demasiadas noches con ellos. Tengo que encontrar respuesta a eso. No estoy criticándoles. Solo estoy diciendo que tienen que jugar mejor. Si quieres el dinero y el crédito que llegan cuando las cosas van bien, debes tener igualmente cierta responsabilidad».
Momento de la verdad
Queda mucho camino por delante, pero la dinámica de los Pistons invita a que una reacción inmediata se haga indispensable. Ahora vienen partidos ‘sencillos’. Atlanta, Dallas y dos contra Orlando se cuentan entre los próximos ocho. Toca ganar. Porque nada será definitivo en dos semanas, pero el golpe moral de verse incapaz de vencer a equipos que tienen récord negativo sería difícil de superar.