Viendo lo que está haciendo Stephen Curry sobre la pista noche tras noche parecería una osadía preguntarle por la retirada. Pero es justo lo que hizo un reportero de la CBS en el evento de Sports Illustrated en el que el base de los Warriors iba a ser nombrado personalidad deportiva del año. «No me veo frenando en el corto plazo», decía con suficiencia Steph. Incluso mencionaba a Tom Brady como consejero en este asunto.
A sus 34 años Curry está calcando e incluso mejorando los números de su temporada como MVP unánime. La de 2016. Promediando 30 puntos exactos y 7 asistencias con un 50% en tiros de campo y un 43% en triples. El base es un jugador que ha invertido incontables horas en acondicionar un físico que se anticipaba débil en sus primeros años en la NBA. Pero parte del mérito de su longevidad pasa por la gestión que Steve Kerr siempre ha hecho de su estrella.
Este mismo curso, la intención del técnico era dejarle, tanto a él como a Draymond y Klay, por debajo de los 30 minutos. Imposible por lo irregular que han estado los Warriors a nivel colectivo en el primer mes de competición. Aun así, ya ha gozado de tres días de descanso esta temporada, el último de ellos en la derrota de antes de ayer frente a Utah Jazz.
Durante sus mejores temporadas eran célebres las veces que ni siquiera pisaba el parqué en los últimos cuartos aun teniendo al alcance de la mano récords históricos. Tampoco se le cayeron los anillos cuando en los pasados playoffs tuvo que ser el mejor sexto hombre de la historia durante unos cuantos partidos. Todo esto hacen que quede Stephen para rato, y no precisamente una versión menor.
(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)