¿Está el alto ritmo de juego causando más lesiones?

La NBA se ha convertido en una liga cada vez más rápida. Si hace 10 años era una anomalía ver a equipos jugar a más ...

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Por Aitor Darias

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La NBA se ha convertido en una liga cada vez más rápida. Si hace 10 años era una anomalía ver a equipos jugar a más de 100 posesiones por partido (solo dos lo hacían en la 15/16), hoy es casi una seña de identidad de una competición en la que 24 equipos ya superan esta barrera. Y algunos como los Heat, que están por encima de las 106, lo hacen de forma bastante holgada.

Esto se ha convertido para muchos en un atractivo, pues la velocidad a la que se juega da lugar a encuentros muy dinámicos, con muchas canastas y en los que prácticamente ninguna ventaja en el marcador es segura. Pero a su vez, puede convertirse en un arma de doble filo.

«Nuestro cuerpo médico cree que el alto desgaste, la velocidad, el ritmo y la distancia que se recorre están influyendo en las lesiones» señaló Steve Kerr. «Todo el mundo se ha dado cuenta de que es más fácil anotar en transición, pero cuando todo el mundo juega así los partidos se hacen mucho más rápidos».

No obstante, la velocidad en sí misma no es el único problema. De hecho, a lo largo de la historia encontramos temporadas con datos que superan a la actual, con los años 70 destacando precisamente por su frenético ritmo. Pero hay muchas diferencias entre el juego de los 70 y el actual, diferencias que hacen que esta velocidad tenga más consecuencias en el presente.

«Ahora todo el mundo tiene que defender a 8 metros del aro porque cualquiera puede tirar un triple» añade Kerr. «Y por eso los jugadores están recorriendo más distancias y desplazándose más rápido que antes. Tenemos los datos. Intentamos hacer todo lo que podemos, pero teniendo prácticamente un partido cada dos noches no es fácil».

Una solución utópica

En estas últimas palabras Steve Kerr apuntó al problema al que muchos llevan años apuntando: la cantidad de partidos. En una liga que se ha vuelto tan física y tan extenuante, en la que se corre todo el tiempo y se presiona todo el tiempo, los 82 encuentros anuales empiezan a ser una temeridad. Pero a su vez, el técnico tiene claro lo que esa reducción implicaría y lo utópico que resulta plantearla en la sociedad capitalista actual.

«Lo complicado es que para eso todas las partes tendrían que ganar menos dinero. Y en Estados Unidos en 2025, buena suerte planteándole eso a cualquier sector. ¿Imagináis a alguna empresa diciendo que no van a estar tan centrados en el precio de sus acciones sino en dar un trabajo de calidad a sus empleados y mejorar la calidad de sus productos? Todos sabemos que eso no va a pasar».

Solo en las últimos días, hemos visto a jugadores como Giannis Antetokounmpo o Victor Wembanyama tener que apartarse varias semanas de las pistas, mientras que otros como Anthony Davis o Jrue Holiday llevan un tiempo fuera por culpa de problemas físicos. Y es posible que la lista se siga ampliando si la cosa no cambia, un cambio que seguramente tenga que llegar desde las oficinas.

Porque, por mucho que los servicios médicos puedan estar preocupados por el alto ritmo al que se somete a los jugadores, a su vez saben que ningún equipo puede renunciar a ello sin que sus resultados se resientan drásticamente.

(Fotografía de portada: Matthew Hinton-Imagn Images)

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