Han pasado tres meses desde que tuvieron lugar las últimas Finales de la NBA, pero no por ello se deja de recordar el peso que tuvo en el resultado de las mismas un jugador que hasta hace poco era infravalorado: Andrew Wiggins.
El alero llegó a los Warriors como parte de un plan que Golden State supo trazar y ejecutar a la perfección. Un rol específico y un entorno favorable le catapultaron primero a ser All-Star y poco después a pieza esencial de un equipo que volvía a ser campeón cuatro años después. Ante tal contexto, Steve Kerr no puede sino elogiar lo mucho que ha aportado su pupilo.
«No podría haber jugado mejor su papel, de manera especial en las Finales, pero realmente durante todos los playoffs. La forma en que se recuperó, la forma en que defendió a los mejores jugadores del rival… fue simplemente increíble. Simplemente ha sido un matrimonio perfecto. Estamos encantados con él y sé que está feliz de estar aquí. Estoy muy emocionado por seguir entrenando a Wiggs», señala el head coach de la organización californiana.
La realidad es que Wiggins calló muchas bocas durante el pasado curso. Tras su llegada al equipo, allá por 2020, el escepticismo se hizo palpable en no pocos análisis. Ahora, siendo All-Star y con un anillo en su poder, su carrera ha tomado un cariz completamente diferente.
(Fotografía de Elsa/Getty Images)