El festival ofensivo del que hicieron gala los Cavaliers era una absoluta necesidad si querían poder sumar su primera victoria en estas Finales. Si los Warriors te invitan a una fiesta en la que la característica principal es anotar hasta el amanecer tienes dos opciones: o defender como animales para intentar minimizar los daños; o ir a tumba abierta y mostrarte igual de amenazador en la tarea ofensiva.
Los de Steve Kerr sabían que se iban a encontrar un partido duro, marcado por las exigencias internas de los Cavs. Iban a poner todas sus cartas sobre la mesa para seguir vivos en la serie, y eso incluía encontrarse con grandes actuaciones de sus mejores hombres.
Sin embargo, en palabras de Kerr, los Warriors le dieron demasiadas alas a los locales, concediéndoles demasiadas oportunidades para anotar y rescatar ese 3-1: «Les hemos dado un montón de crédito, ellos han realizado lanzamientos complicados. Nos han anotado 24 triples, y sabíamos que no iban a rechazar la opción de anotar desde la línea de tres».
Para el entrenador de Golden State, se podía haber subido el nivel en defensa porque «aunque es verdad que nos anotaron en circunstancias complejas, nosotros tampoco hemos apretado atrás. Así que se han combinado ambas cosa [su acierto y nuestros fallos en defensa]. Nunca se trata solo de una cosa».