Una decisión que fue cuestionada (el despido de Mark Jackson) y un sueldo que parecía una locura (5 millones de dólares). Sin embargo, Steve Kerr ha dado la razón a todos aquellos que confiaron en él desde el día uno. El técnico de los Golden State Warriors se ha convertido en el primer entrenador novato que gana el anillo desde que lo hiciera Pat Riley con Los Angeles Lakers en 1982. Toda una gesta.
67 victorias en temporada regular y un 16-5 en Playoffs, se le escapó por un pelo el premio al Entrenador del Año (se lo llevó Mike Budenholzer), pero no se le ha escapado el anillo.
Kerr ha demostrado durante las Finales que es un técnico con recursos. Su cambio en el quinteto titular, la inclusión de Iguodala (MVP), cambió por completo la serie y les dio a los Warriors una ventaja táctica a la que los Cavaliers no supieron hacerle frente.
«Ojalá hubierais estado sanos. Habéis jugado con demasiadas bajas«, le decía Kerr a David Blatt tras el pitido final, según apuntaba Tas Melas, de The Starters.