Me alegro por Evan Turner. Tras recibir bastantes críticas desde su aterrizaje en la NBA –se esperaba más del nº 2 del draft de 2010– el escolta criado en la universidad de Ohio State parece haber encontrado su sitio en la liga.
Digo parece porque ese idilio que vive con Boston Celtics, Brad Stevens le quiere y él está encantado con ello, puede truncarse en una agencia libre en la que será agente libre sin restricciones.
«Me dijo que va a apretar para tenerme de vuelta. Eso lo significa todo. Pero hay muchas cosas que van a pasar en la franquicia y yo lo entiendo. Entiendo lo que va a ocurrir teniendo por delante dos selecciones del draft, chicos jóvenes por desarrollarse, la búsqueda de una super estrella y cosa por el estilo. Definitivamente lo entiendo», expresa a ESPN mientras su entrenador no ahorra en halagos.
«No puedo imaginar a nadie más valioso en el banquillo que Evan. Es una gran pieza. Defiende tres posiciones en una noche, puede que cuatro. Como es obvio, le damos la pelota todo el tiempo. Ha tenido un gran año y nos ha causado una gran impresión en los dos últimos».
No le faltan argumentos a Stevens ni razón a Turner. Con un promedio de 10,5 puntos 4,9 rebotes y 4,4 asistencias en 28 minutos por partido, no cabe duda de que serán varios equipos los que se interesen por él. Lejos queda el verano de 2014, cuando tras acabar su contrato de rookie jugando para Indiana, tuvo que esperar tres semanas de agencia libre para firmar dos años y 6.7 millones de dólares con los verdes.
Su impacto defensivo
Más allá de que aporte un poco de todo sobre la pista, llama la atención que los Celtics tengan un índice defensivo (100 puntos) con él en pista, la mejor marca de los siete jugadores que han jugado al menos 1.400 minutos.
Las opciones de los Celtics
Sin contar con los derechos Bird al completo, es muy probable que Boston deba utilizar una excepción o parte del espacio salarial para satisfacer las peticiones del escolta. Eso significaría que su vuelta podría quedar a la espera de ver cómo resuelven los Celtics la persecución de un pez gordo, momento en el que veremos si tiene paciencia para esperar sin tener la seguridad de volver o si opta por aceptar otra propuesta.