Tatum rescata a los Celtics y fuerza el Game 7

‘Game 7, baby’

Si el cuarto partido terminó con la sensación de que Boston había perdonado la vida a Philadelphia, lo contrario puede decirse del sexto. Y en este caso, de forma más literal. Con los Celtics contra las cuerdas, el Wells Fargo Center estaba preparado para celebrar con los suyos el pase a las Finales del Este, pero los 76ers nunca terminaron de dar la puntilla a los visitantes y estos acabaron encontrando la manera de salir con vida de su propio funeral. 86-95, un suspiro de alivio, y a coger el avión de vuelta a casa. Habrá Game 7.

La diferencia nunca llegó a ser demasiado grande a favor de los locales, pero la sensación de que la balanza estaba a nada de inclinarse a su favor flotaba en el aire. Boston salió al partido en tromba y dispuesto a dejar claro que no tenían intención de que la serie acabara esta noche, pero su puñetazo en la mesa apenas la sacudió un poco. Con un parcial de 3-15 de salida tomaron la delantera y continuaron con una buena dinámica hasta verse 16 arriba en el segundo cuarto, pero el paso de los minutos no les fue sentando nada bien y cada vez parecieron encontrar menos armas con las que aferrarse al duelo a medida que su ventaja iba desapareciendo. Cada vez parecían más cerca de terminar de hundirse.

Jayson Tatum y su falta de acierto tuvieron mucho que ver con esta sensación. El alero llegó al último cuarto con un 1/13 en tiro y parecía destinado a copar todas las portadas, titulares y tweets iracundos en caso de derrota. Marcus Smart había sido el instigador del buen arranque del equipo, Malcolm Brogdon le había seguido partiendo desde el banquillo, Jaylen Brown aun con cierta irregularidad trataba de acompañarles… Pero él estaba desaparecido. Estaba.

Game 6 Jay

Flashback a un año antes. Sexto partido de las semifinales del Este, Boston contra las cuerdas, 3-2 para Milwaukee. 46 puntos de Tatum en el Fiserv Forum para mantener con vida a los Celtics.

Vuelta al presente. Tras una nueva pérdida, Tatum comete una falta clear-path que manda a Maxey a la línea y que concede la posesión a Philadelphia tras los dos tiros libres que colocan el 83-81 en el marcador. La grada celebra. Quedan menos de 5 minutos. Ha metido un tiro. Ha tirado 14. Algo tiene que cambiar. Y de repente, magia.

El deporte tiene momentos que son inexplicables. En los que sin solución de continuidad, lo que estaba siendo un desastre pasa a convertirse en una exhibición sin que haya otra causa más allá de que simplemente ocurrió así. De pronto, un triple permite a Tatum respirar aliviado y devuelve la ventaja a unos Celtics necesitados desesperadamente de anotación. Un segundo triple en la siguiente posesión genera miradas incómodas en la grada. Un tercer triple entra como una daga en el corazón de los 76ers. Y el cuarto triple ya no hace falta, pero entra. Porque en ese momento no puede no entrar. Igual que hace 5 minutos no habría tocado aro, en ese momento no hay ni que seguir el balón con la vista para saber qué pasa con él.

Con los de Massachusetts necesitados de algo, de lo que fuera, Jayson respondió anotando 13 de los últimos 15 puntos que Boston logró sumar. Tras tres cuartos de absoluto desastre, el alero no pudo elegir mejor momento para sacar fuerzas de flaqueza. Boston verá salir el sol sabiéndose aún con opciones de ser campeón de la NBA. Habrá Game 7.

El techo de cristal

Con todo, si Tatum pudo sentenciar el choque con su irrupción en los minutos finales, fue en parte por la enorme debilidad mental que exhibieron los 76ers en ellos. La respuesta fue nula, y la sensación que los de Doc Rivers transmitían era de que no había nada que hacer. El lenguaje corporal durante las últimas posesiones era propio de quien se siente 20 puntos abajo pese a que el marcador reflejaba un ajustado 84-89. Las Finales de Conferencia volvían a estar tan cerca y a la vez tan lejos.

Embiid y Maxey fueron los únicos en anotar para Philadelphia en el último cuarto si no contamos la canasta de Jaden Springer en los segundos finales en los que los reservas saltaron a la pista. 11 tantos en los 12 minutos (11 y medio siendo exactos) que podían definir una serie, una temporada, un proyecto. Que podían romper esa suerte de barrera de cristal que determina que por algún motivo este equipo no puede colarse en unas Finales del Este. Y ante un rival que se tambaleaba, los locales no golpearon.

La opción de dar por fin el salto seguirá ahí en el Game 7, pero para afrontarlo en condiciones los 76ers tendrán que librarse de un lastre muy pesado con forma de oportunidad perdida en su conciencia. Tienen dos días para quitarse de encima esta carga y darse cuenta de que no tienen que hacer nada que no hayan hecho ya dos veces a lo largo de la eliminatoria. Porque, por dolorosa que haya sido la noche para ellos, lo cierto es que siguen a un partido de volver a unas Finales de Conferencia.

(Fotografía de portada: Tim Nwachukwu/Getty Images)


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