104-101. Viendo el resultado del partido en Houston todo hace indicar que Minnesota Timberwolves disputó un gran encuentro. Y lo hizo. Pese a ser 1º contra 8º de la Conferencia Oeste, los chicos de Tom Thibodeau estuvieron siempre asediando en el marcador a su rival hasta el punto de llegar a los últimos minutos con opciones. Desde esa perspectiva parecería que todo marcha como querrían, pero no es así.
Aunque luchasen por el primer punto de la eliminatoria, los de Texas lograron frenar al arma más letal de los de Minneapolis: Karl-Anthony Towns. El pívot All-Star jugó 40 minutos, mucho tiempo en pista para quedarse en solo ocho puntos con un 3 de 9 en tiros de campo. Tan aislado estuvo Towns que su porcentaje de uso se situó en el 14%; es decir, fue el séptimo jugador del equipo en este apartado estadístico. ¿Pueden hacer algo más sus compañeros para encontrarlo? Seguramente. Pero Thibodeau entiende que es él mismo quien debe encontrar su lugar sobre la cancha.
«Tiene que estar más activo. Correr por la pista, buscar la pelota, repetir, seguir moviéndote, buscarla, llegar hasta el aro… Tienes que correr. Tienes que aprender sobre qué hacer cuando te hacen doble defensa. Tienes que hacer el juego correcto. Por tanto, debe alcanzar esas posiciones en las que sea difícil que le hagan defensa doble. La transición es gran parte de eso. Correr, esa es la palabra», señala a los medios.
Capela, su rival
Quizás el desempeño de Towns en el ‘Game 1’ tenga bastante que ver con que sus compañeros no lo encontrasen –o buscasen– en gran parte del partido, pero eso no tapa el hecho de que en defensa tampoco estuvo demasiado despierto. Minnesota encajó bastantes canastas al contragolpe y algunas llegaron con Clint Capela como ejecutor. Exactamente fueron 24 puntos y 12 rebotes (5 ofensivos) los que el pívot de los Rockets endosó a los Wolves. Las culpas están repartidas.