Karl-Anthony Towns volverá esta noche a la que fue su primera (y hasta octubre, única) casa en la NBA. Los New York Knicks visitarán el Target Center para medirse a los Timberwolves, dando al pívot la oportunidad de reencontrarse con su antigua afición, un reencuentro del que no tiene del todo claro qué tipo de reacción esperar.
«No lo sé. Lo único que sé es que cada vez que me puse la camiseta de los Timberwolves di todo lo que tenía incluso si no estaba al 100%» comentó en unas declaraciones para Stefan Bondy, periodista del New York Post. «Les di todo de mí tanto mental como física y espiritualmente. Pasé allí nueve años, así que volveré con mucho orgullo y con mucha alegría por todos los recuerdos que tengo».
«La última vez que estuve, di todo lo que podía dar e incluso me encontré a mí mismo sacando fuerza de donde no sabía que las tenía. Estoy orgulloso de la imagen que di como jugador de los Timberwolves. Nunca sabes cómo van a reaccionar los aficionados, pero yo sé lo que hice por esa franquicia y estoy feliz y orgulloso de lo que logré».
Una relación ambivalente
Lo cierto es que, visto desde fuera, la relación de Towns con su afición fue un tanto compleja en los últimos cursos. Durante muchos años se le percibió como la cabeza del proyecto, pero la irrupción de Anthony Edwards no solo lo desplazó a un segundo escalafón, sino que de alguna forma lo convirtió en una especie de chivo expiatorio sobre quien echar las culpas, algo que se hizo especialmente visible en los últimos playoffs. El pívot, que fue irregular como de costumbre, recibió muchas críticas en las derrotas y se le señaló en muchas ocasiones como el problema, sin reconocer necesariamente lo mucho que aportaba y su importancia para el equipo.
Curiosamente, esto es algo que tal vez se esté percibiendo mejor este año, en el que, en su ausencia, el equipo no ha terminado de carburar. Minnesota ha pasado de presumir de un balance de 20-5 hace un año a un 14-11 que deja bastantes más dudas con respecto a su capacidad para pelear con los mejores del Oeste, aunque con una racha de seis victorias en los últimos siete duelos empieza por fin a apuntar buenas maneras.
(Fotografía de portada: Ezra Shaw/Getty Images)