¡Qué partido! ¡Qué actuación! James Harden sacó su versión demoledora de MVP para dejar a los Celtics (y sus aficionados) con un palmo de narices. Se las prometían felices en Boston –normal con la ausencia de Joel Embiid–, pero no contaban con que La Barba tenía otros planes que pasaban por firmar un partido histórico para vencer 115-119 en el TD Garden y colocar 1-0 arriba a Philadelphia. Simplemente impresionante.
Y decimos impresionante porque no sabemos muy bien cómo definir lo visto. Parecía que habíamos retrocedido un lustro, justo a ese momento de la NBA en el que Harden era una máquina ofensiva imparable. Sin su compañero de batallas en los 76ers, y no uno cualquiera, sino un Embiid que puede ser nombrado MVP, el ‘1’ de Philadelphia sacó todo su repertorio de trucos contra los Celtics para irse hasta los 45 puntos, actuación que coronó con un triple a falta de ocho segundos sobre Al Horford que fue una daga en el corazón de sus rivales. No queremos ser pesados, pero es que ha sido tremendo.
Para alcanzar tal cifra de puntos, con la cual iguala su mejor marca histórica en playoffs, Harden firmó un 17 de 30 en tiros de campo, incluyendo un 7 de 14 en triples. Además, se mostró en todo momento concentrado y cuidadoso con el balón para perderlo en solo tres ocaciones. La Barba se plantó en el Garden con un objetivo y lo cumplió. «No llegamos al partido esperando perder. Vinimos aquí para ganar. Ya sea que Jo regrese o no, estaremos listos de nuevo», avisa.
En un ejercicio de supervivencia, los Sixers aguantaron el chaparrón inicial de Boston, que anotó 13 de sus primeros 14 tiros, para dejar claro que sacarles del partido no era una posibilidad. A partir de ahí, y sostenidos por el liderazgo de Harden, fueron superando todos los obstáculos hasta plantarse en un último cuarto en el que estaban convencidos de salir vencedores. «Esa es la diferencia entre el equipo de este año y el equipo del año pasado. Tenemos un montón de guerreros callejeros. Si podíamos llegar al último cuarto, íbamos a ganar el juego. Así es como nos sentíamos», expresa Doc Rivers, head coach de los de Pensilvania.
El temple de Reed
Harden fue el jefe sobre la pista, pero de igual modo contó con el acompañamiento de varias piezas que funcionaron a la perfección. Tyrese Maxey se fue a los 26 puntos, Tobias Harris logró 18 y De’Anthony Melton alcanzó los 17 con triples. Todos aportaron su granito de arena, pero si hay alguien que destacó a la hora de la verdad fue Paul Reed. El sustituto de Embiid como ‘cinco’ respondió con un doble-doble de 10 puntos y 13 rebotes, pero más allá de ello mostró temple en el momento decisivo, ya que anotó limpios los dos tiros libres que ponían cuatro puntos arriba a los suyos a falta de escasos segundos. Fue el golpe definitivo en el corazón de los Celtics.
Boston, ¿confiado?
Sin Joel Embiid en pista los verdes eran absolutos favoritos a la victoria. Se enfrentaban a un buen equipo como son los 76ers, pero estaba claro que no tener delante al pívot era una ventaja que todos esperaban que supiesen aprovechar. No fue así. Jayson Tatum logró un doble-doble de 39 puntos y 11 rebotes, Jaylen Brown se fue a los 23 tantos y Malcolm Brogdon aportó 20 desde el banquillo. No sirvió para ganar. «Acertaron tiros importantes y mantuvieron el ritmo durante todo el partido», admite Tatum.
(Fotografía de Maddie Meyer/Getty Images)