«No hemos visto algo así en mucho tiempo«. Esas eran las palabras de Nate McMillan, entrenador de Indiana Pacers, antes de enfrentarse a Ben Simmons. El rookie de los Sixers, demostrando que el técnico no se equivocaba, le regaló el segundo triple-doble de su carrera.
Exactamente fueron 14 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias para ayudar a que Philadelphia derrotase 121-110 a Indiana. Simmons, quien se vio obligado a permanecer en el dique seco todo el curso 2016-17, sigue dando pasos agigantados en la carrera por ser el novato del año con un inicio de carrera enorme. Lleva nueve partidos, dos triples-dobles y un promedio de 18 puntos, 9,8 rebotes y 8,2 asistencias. Toca disfrutarlo.
Pero lo mejor de todo es que estos 76ers no son un jugador. Con la victoria de anoche suman cuatro consecutivas para un balance global de 5-4. Para hacernos una idea de la importancia de este récord hay que remontarse al 13 de noviembre de 2013, día en el que Philadelphia se vio por última vez con balance positivo (5-4). Desde aquella fecha las derrotas se amontonaron.
Y es que the process es un hecho. Ya no hablamos de exhibiciones aisladas de Joel Embiid o de días más o menos afortunados, lo hacemos de un bloque que empieza a sonar realmente bien. Philadelphia tiene talento, pero también a un jugador que todos querrían: J.J. Redick. El veterano escolta clavó ocho triples ante los de Indianapolis para acumular hasta 31 puntos.
El Oeste, la prueba
Com decíamos, van cuatro victorias seguidas y las sensaciones son realmente positivas, pero aún deben demostrar su fortaleza cuando el calendario apriete. Y eso llega ya. A partir del próximo martes inician una gira de cinco partidos por el Oeste que les enfrentará a Jazz, Warriors o Clippers. Allí, donde sin duda tocará sufrir, tendrán la oportunidad de llevar su recuperación a otro nivel.