Su arranque está siendo estelar. Las estadísticas tiemblan a su paso. Si Kristaps Porzingis, el unicornio letón —no utilizaré mucho más este mote, sorry KD—, dejó sin palabras a los escépticos en su año rookie, ahora hace lo propio incluso con los que sí creyeron en él. Es una locura.
En estos momentos —22 años tiene, recordemos—, el ala-pívot de los Knicks ostenta el tercer mejor promedio anotador de la NBA (29 puntos); además es el cuarto jugador de la historia menor de 23 años que anota 30 puntos o más en cinco de sus seis primeros encuentros de Liga, siendo el primero que logra tal hito con los colores de los Knicks.
No para de asombrar a propios y extraños. Hace dos noches dejó impresionados a dos personas al menos: a nuestro querido Jorge Roche, que lo disfrutó en directo desde las gradas del Madison, y a Tyson Chandler, que tuvo que sufrirlo unos metros más abajo.
El pívot de los Suns vio como su marca no se cansó de acribillarles el aro, para un total de 37 puntos (y 7 rebotes y 3 tapones). En declaraciones post-partido recogidas por Newsday, decía lo siguiente: «Porzingis es especial. Tiene la oportunidad de ser el mejor jugador de esta liga. Observándolo anoche y viendo lo que ya ha hecho a estas alturas de la temporada, me hace pensar que tiene a su alcance convertirse en el mejor de la NBA».
Entre los gigantes del mañana
Más sorprendente fue aun la manera en la que recogió el guante el protagonista al ser informado de estos halagos por el New York Post. «Yo también lo creo. Y es algo en lo que no voy a parar de trabajar».
Estamos, en cierto modo, acercándonos a un ciclo de renovación. Los ases del momento (LeBron, Curry, Durant, Westbrook, Paul, Harden, Carmelo) se acercan o adentran ya en la treintena. Dentro de un lustro más o menos, citas como los playoffs, las Finales o el All-Star, habrán sufrido un profundo lavado de cara.
Y entre los señalados para erigirse como los nuevos reyes del baloncesto, la baraja de los Davis, Anteto, Towns, Embiid, Irving, Simmons, Booker… comprende sin duda, como una de sus mejores cartas para coger el relevo de «mejor jugador de la NBA», a un europeo: Kristaps Porzingis.